Sin corazón

Opinión:

"Sin corazón" empieza muy fuerte, y no puedes evitar que, al principio, la protagonista te caiga bien con sus sueños de abrir una pastelería y su entusiasmo. No obstante, esa fuerza inicial se desinfla pronto, ya que en un ambiente tan victoriano ella no es capaz de expresar sus deseos, ni siquiera puede parar en seco los deseos del rey, un tipo bonachón y simplón entusiasmado con sus tartas.

En ese sentido, se producen demasiadas veces situaciones de quiero y no puedo, con ella bordeando el problema en vez de afrontarlo cara a cara, que acaban por desgastar esa buena impresión del inicio. Llegó un punto en que no pude dejar de preguntarme dónde está ese corazón de reina fuerte y valiente en el que tanto se insiste, cuando siempre se queda paralizada en el momento más inoportuno, salvo cuando hay un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el monstruo.

El que no decepciona en ningún momento es Jest, el bufón real, que tiene el punto justo de misterio, honorabilidad y amor. Sabes que, cuando aparezca en escena, las cosas se van a animar, al igual que cuando salen otros personajes emblemáticos del mundo del País de las Maravillas: el gato Cheshire y Hatta, el sobrerero loco, que todavía no lo está y hace lo que puede por escapar a la locura que es su sino. También tiene su gracia Cuervo, que hace guiños al poema de Poe constantemente.

Hay, por supuesto, muchos más guiños a la obra de Lewis Carroll, aunque el ambiente victoriano (con personajes antropomorfos, pero victoriano al fin y al cabo) es mucho más potente que los elementos de el País de las Maravillas que aparecen en la historia: nada es lo suficientemente loco o surrealista para lo que uno espera de ese mundo y las cosas que se salen un poco de lo normal sabes que se van a convertir en elementos relevantes para la trama.

Esta es bastante predecible: un amor imposible, un monstruo cuyo origen sospechamos desde el primer momento y un destino inevitable que da la sensación de que se hubiera podido evitar de haber expresado Cat sus argumentos en el momento adecuado o simplemente tomando decisiones más acertadas y valientes.

Aun así, te mantienes leyendo por el estilo ágil de la autora y por curiosidad por saber cómo una chica tan cándida acaba convirtiéndose en un personaje que se dedica a ordenar que corten cabezas a quien la disgusta. Y esa parte final, en la que se produce ese destino y se produce el cambio en ella, sí que me ha parecido de lo más interesante.

Así pues, el veredicto final es que resulta entretenido, aunque le sobraron páginas y me ha faltado algo más de carácter en la protagonista y esa locura del País de las Maravillas que lo hace tan fascinante.

Déborah F. Muñoz