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Opinión:

La novela engancha, no lo niego, aunque tiene sus peros. Hay momentos espectaculares y descripciones espectaculares, especialmente técnicas, que se ven ensombrecidas por una trama basada en aspectos poco creíbles. No voy a desentrañarlos, por supuesto, pero cuesta creer que una invasión extraterrestre no se base en la Ciencia sino en supuestos animales sin seso.
 
Me ha gustado ese planteamiento de conspiración, la idea de que un gobierno puede destinar efectivos a investigar el pasado y sacar conclusiones usando tapaderas, el hecho de que se mencionen datos que ya se apuntan, como que América fue descubierta por europeos mucho antes de que Colón llegara allí, o se especule con el supuesto hallazgo de un Arca de Noé… Esa maraña de Leyendas, verdades y datos me ha parecido interesante hasta que han aparecido los ovnis y se les ha tratado como “buenos” o “malos”, perfectamente capaces de vivir en nuestra atmósfera, comer sopa y entendernos, hablar con nosotros…, pero, a pesar de ello, disponer de un “Destructor”. (Ahí me he sentido como si leyera un cómic)
 
La novela me ha parecido bastante floja en su conjunto. He tenido la sensación de asistir a una trama que habría podido dar mucho de sí pero que se ha quedado en pañales. Y es que el caso Rusbell existió, como existieron muchos de los personajes que menciona el autor… Hablar de grandes enigmas de la humanidad y un “Grupo Evento” secretísimo, destinado a desentrañarlos parece atractivo; sin embargo… ¿Alguien pondría en manos de un recién llegado que ni siquiera ha podido instalarse en su aposento el futuro de un proyecto importantísimo? ¿Es posible creer que en EEUU (aparte de que los diferentes cuerpos de seguridad compitan entre ellos) unas pocas personas decidan? ¿Es factible que un viejo buscador de oro se tope con un alienígena herido y lo cuide en el desierto sin dar parte de algo tan inverosímil?
 
En definitiva: Más de 400 páginas para pasar el rato, pero que hubieran podido dar mucho más de sí con otro enfoque. El autor se ha basado en hechos reales y poco claros para crear su ficción. Creo que la literatura fantástica es una cosa y lo que ha pretendido crear David Lynn otra muy distinta, pero ha partido de premisas creíbles para desarrollar una novela de tintes fantásticos, y esa conjunción a mí no me ha gustado. Pero para gustos los colores. A los amantes del thriller y, especialmente, de la literatura fantástica, es posible que el libro les encante. A los que piensen en algo más serio partiendo de las premisas de las que lo hace el autor ya es otra cosa.
 
Pilar López Bernués