huerfanos de brooklyn

Opinión:

Mientras leía “Huérfanos de Brooklyn” no he podido evitar acordarme de una película de los hermanos Coen, “El Gran Lebowski”. Novela y película poseen múltiples puntos en común. Por ejemplo, nos encontramos como narrador de la historia a un personaje un tanto atípico, un poco tocado del ala (El Nota en “El Gran Lebowski”, Lionel Essrog en la novela de Lethem), enredado casi sin querer en una trama que le sobrepasa y que no entiende del todo. Ambos actúan como una especie de detectives a la fuerza y van haciendo sus descubrimientos a golpes de intuición.

Tanto El Nota como Lionel poseen una forma muy particular de expresarse, de moverse o de comportarse, lo que los convierte inmediatamente en bichos raros para el resto de la humanidad. De igual modo, los dos tienen claramente asumidos su papel de parias por el hecho de ser distintos.

Los hermanos Coen y Lethem parten de la misma premisa: se trata de tomar todos los tópicos de la novela negra clásica americana (Raymond Chandler, Dashiell Hammett…) y darles la vuelta: por ejemplo, el típico detective duro e ingenioso de estas novelas es sustituido por todo lo contrario (Un huérfano que padece el síndrome de Tourette). Así, Lionel es de esos personajes que quieres desde un principio o que se te pueden hacer odiosos (Un poco como el personaje de “Rain-Man”, interpretado por Dustin Hoffman)

La novela parte de un buen planteamiento y se sigue con interés. Resulta divertida a ratos y la mayor parte del tiempo simplemente entretenida.

La resolución termina siendo demasiado enrevesada – algo también bastante normal en la novela negra americana- y quizá por ese motivo la parte final se me haya hecho un poco pesada, bastante más difícil de digerir que el resto.

Sin embargo, el resultado general ha sido satisfactorio.