Anika entre libros

una forma de resistencia

Ficha realizada por: Lidia Casado
una forma de resistencia

Título: una forma de resistencia
Título Original: (una forma de resistencia, 2012)
Autor: Luis García Montero
Editorial: Alfaguara


Copyright: © Luis García Montero, 2012
© Santillana Ediciones Generales, S.L., 2012
1ª Edición, Mayo 2012 ISBN: 9788420400365
Etiquetas: antología autores book ebook e-book escritores españoles hispanos libro electrónico literatura literatura española literatura hispana piezas breves recopilatorio de autor

Argumento:


García Montero hilvana en esta obra pequeñas piezas en las que reflexiona sobre el valor (más sentimental que económico) que damos a diferentes objetos de uso cotidiano, objetos que guardamos como una forma de resistencia frente al paso del tiempo y la fragilidad de la memoria pero también frente a un mundo materialista que, sin embargo, se olvida de la significación real de lo utilitario casi tanto como de la trascendencia de la vida humana.

Opinión:


Hay escritores que parecen tocados por un don extraordinario, la protección de una entidad creativa superior que consigue que cada palabra que escriban sea mágica, se dediquen a escribir lo que se dediquen a escribir: poesía, ensayo, novela, biografía... o todo a la vez. Es el caso de Luis García Montero, quien, en este caso, elabora un maravilloso libro de difícil clasificación en que la alusión a los objetos cotidianos sirve de trampolín para la reflexión sobre la política, la actualidad, el paso del tiempo, la memoria, los recuerdos de la infancia, la transformación de las ciudades y las personas o las rutinas anuales, entre otros muchos temas.

Con una extraordinaria capacidad evocadora, el autor escruta la intimidad del hombre a través de los objetos que atesora, objetos que saben mucho de nosotros, que dicen mucho de nosotros, que en muchos casos nos han acompañado durante años y que a veces guardamos en lugares bien visibles, pero que en ocasiones nos sorprenden furtivamente con un billete para viajar en el tiempo en sus manos y llevarnos hacia el presente, pero también hacia el futuro. De hecho, García Montero reflexiona mucho sobre los vínculos entre pasado, presente y futuro y sobre la necesidad de no olvidar lo que somos ni anclándonos en lo que fuimos ni soñando con lo que podemos llegar a ser. El autor nos descubre, así, buena parte de sí mismo a través de las referencias a sus objetos: sus preferencias políticas e ideológicas, sus recuerdos infantiles, su forma de viajar, sus lecturas favoritas, su profesión, sus amigos, su familia…

Cada pequeña pieza desgrana el valor personal de un objeto determinado, objeto a través del que el autor ofrece una mirada diferente sobre la realidad cotidiana, trata de resolver pequeños misterios hogareños (como la razón por la que se pierden los bolígrafos de casa) o ahonda en la reflexión sobre lo que nuestros objetos dicen de nosotros. Con su análisis, García Montero humaniza esos objetos y, de paso, humaniza al hombre capaz de mostrar respeto y cariño por ellos.

García Montero no se desprende de su estilo personal para reflexionar sobre la actualidad, la política, las elecciones, la democracia, la sociedad actual, sus costumbres y hábitos, sus deudas, sus olvidos y sus errores, de manera ofrece un cuadro poético y sugerente, lleno de belleza, de juegos lingüísticos, de ironía y de imágenes evocadoras, aunque analice temas serios o prosaicos. Las metáforas, los juegos de palabras y la sorpresa que producen muchas de sus chocantes asociaciones, definiciones o descripciones (personifica objetos, sentimientos o situaciones; cosifica personas o liga adjetivos y sustantivos que no están lógicamente unidos) recuerdan a las greguerías, a esa unión de metáfora y humor que creó Ramón Gómez de la Serna y que ofrecen una mirada renovada sobre las cosas, una mirada más limpia. La inocencia que nos muestra esa nueva luz arrojada sobre la realidad choca con la percepción que tenemos de ella y de ahí nace no sólo la sorpresa, sino también la reflexión. Ese choque entre lo que el poeta dice y lo que el lector cree que es actúa como detonante en su pensamiento, llenando su cabeza de sugerencias diferentes, de vías de investigación, de caminos distintos que transitar, de ideas que analizar, de giros que dar a la realidad para contemplarla desde un prisma diferente, y comprenderla quizá de un modo diferente, quizá de un modo más completo, al sumar puntos de vistas distintos a nuestros propios puntos de vista.

Leyendo esta obra (que se agota demasiado deprisa, para mi gusto) me he sentido como lo hago a veces cuando escucho a mi hija de cuatro años. Cuenta las cosas sin dobleces, sin maldad, sin segundas intenciones pero del salto que hay entre lo que ella me cuenta y lo que sé de la realidad es de donde nace la ironía, el humor o la nostalgia. Y esa risa, esa sorpresa o esa pena por lo que debería ser y no es me lleva a la reflexión, a la indagación sobre cómo son las cosas y cómo deberían ser, o cómo yo creo que deberían ser, o cómo la sociedad nos dicen que son, o cómo los poetas piensan que son, o cómo serían en un mundo más humano y menos material.

En un mundo de usar y tirar, García Montero hace apología de lo durable, de lo perdurable, de los objetos que llevan adheridos a la piel recuerdos de otros tiempos, de otras personas, de otras vidas. Una obra sugerente, divertida, nostálgica, irónica en la que cada frase se paladea con el placer que produce dejarse caer por el tobogán de la imaginación y el recuerdo hasta caer donde la memoria decida.
 
Lidia Casado

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