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Opinión:

Refrescante y divertida son las dos palabras que mejor definirían esta ópera prima de Érika Gael.
 
Cuando ya parecía que se había escrito todo en el género de la novela romántica, esta asturiana nos sorprende con unos personajes y un entorno lejos de lo habitual. Ha sabido crear un universo fantástico en el que la mitología celta y la asturiana se conjugan para crear una serie de personajes inolvidables: un hada que puede viajar en el tiempo, un ser diminuto que la acompaña y Lugh, el dios del Sol, gracias al cual vemos brillar la esfera a diario.
 
De trasfondo, la conquista romana del año 25 a.C., motivo por el cual Xesa, el hada (también llamada xana) debe viajar hasta el lugar donde habita el dios Lugh y pedirle ayuda. Los episodios que transcurren en el poblado, aunque escasos, son de los más divertidos de la novela, con simpáticos personajes cuyo único deseo parece ser querer reunirse en la taberna, a todas horas y en cualquier situación.
 
La historia entre Xesa y Lugh contiene todos los ingredientes del género: malentendidos, pasión, rencor, ternura, humor… y se desarrolla muy lejos de ese poblado, en un mundo habitado por dioses, magos y criaturas mitológicas muy conseguido.
 
Los personajes de Érika Gael consiguen enamorarnos sin remedio, por sus imperfecciones, sus limitaciones y sus dudas. Nos seducen con sus diálogos chispeantes, con las situaciones en las que se ven envueltos, con sus debilidades… y al terminar el libro es imposible no lamentar llegar al final de la aventura.
 
Estaremos muy pendientes de los futuros trabajos de esta autora. Todo un descubrimiento. 
  
Pilar Alonso Márquez