Anika entre libros

la caída del muro de berlín

Ficha realizada por: Ariodante
la caída del muro de berlín

Título: la caída del muro de berlín
Título Original: (la chute du mur, 2009)
Autores: Jean-Marc Gonin, Olivier Guez
Editorial: Alianza


Copyright: Traducción de Manuel Talens
1ª edición: 2009 ISBN: 9788420687766
Etiquetas: alemania guerra guerra fría historia periodismo reportaje

Argumento:


CRÓNICA DE AQUEL HECHO INESPERADO QUE CAMBIÓ EL MUNDO 

Jean-Marc Gonin (Francia, 1958) es periodista de la revista francesa Figaro Magazine. Entre 1985 y 1988 fue corresponsal en Alemania del diario Libération y de Radio France. El año siguiente, 1989, cubrió para el semanario L’Express la caída de Muro de Berlín. Por su parte, Olivier Guez (Francia,1974), licenciado en Ciencias Políticas por la London School of Economics, ha sido corresponsal de prensa en América y en Bélgica. En la actualidad, trabaja en Berlín para Le Monde 2, Transfuge, Politique Internationale y Foreign Policy.

Esta obra, escrita de modo novelado con personajes reales, (aunque con nombres ficticios, salvo los personajes públicos) sigue, a modo de diario, los hechos que se produjeron en 1989 y que supusieron uno de los giros políticos, económicos y sociales más importantes del último cuarto de siglo en Europa y el mundo occidental: la caída, no sólo virtual (la de un sistema político) sino física y tangible, del Muro de Berlín. Se divide en dos partes: La Revolución de Octubre y ¡Abajo el Muro! E incluye un par de planos donde se puede apreciar la localización del Muro, cruzando la ciudad. Los autores nos relatan no sólo los hechos, sino las emociones, las vacilaciones e incertidumbres de los que vivieron esas intensas e históricas jornadas en aquel lugar, punto central y vergonzoso de la Guerra Fría.

Opinión:

El 9 de noviembre de 1989, el funcionario del Ministerio de Interior de la República Democrática Alemana (RDA), Günter Schabowski acude a una rueda de prensa en Berlín con reporteros internacionales para darles cuenta de la reglamentación provisional temporal acordada respecto a viajes y salidas del país a través de los puestos de un Muro, barrera de hormigón concebida por sus creadores para durar cien años. Las autoridades de la RDA, orgullosas ante el mundo de controlar con mano de hierro a una sociedad, condenada a vivir a la sombra de un telón de acero, ya no controlan la situación. Pretenden ganar tiempo anunciando una nueva disciplina sobre la movilidad de los individuos que paulatinamente vaya ampliando las autorizaciones sobre los visados. Los periodistas, conocedores de las tácticas dilatorias del régimen comunista, hostigan al funcionario con el fin de que concrete los plazos y poder así comprobar la credibilidad de la información. Desean saber cuándo será efectiva la nueva normativa. Schabowski suda, duda y muda de color. ¿Cuándo entra en vigor? No hay tiempo que esperar. Son ya muchas décadas de vivir encerrados sin libertad. Respuesta: «… en seguida, ¡inmediatamente!» La noticia corre como la pólvora. Pocas horas después, miles de berlineses orientales se concentran en las inmediaciones de los puestos de control del Muro y un único grito rasga la noche fría de acero que anuncia la radiante aurora para todo un pueblo:
— ¡Abrid!

Atrás habían quedado años de concentración, desde que un 13 de agosto de 1961 quedó partido el corazón de Berlín y literalmente zanjada la vida de miles de personas. Bajo la supervisión de blindados soviéticos y el estricto control del máximo mandatario comunista alemán, Erich Honecker, el régimen se amurallaba. Y no para protegerse de enemigos, asaltos e invasiones exteriores, según ha sido la función tradicional de las murallas y la empalizadas a lo largo de la Historia, sino para tapar las vergüenzas de un sistema totalitario y para impedir que los ciudadanos pudiesen escapar de él.

Nueve de noviembre de 1989. «La prisión a cielo abierto ha abierto sus rejas»  (pág. 317). Once de noviembre: Rostropovitch afina su instrumento frente al Checkpoint Charlie y comienza a tocar: “En ese lugar y en ese momento, sólo se puede interpretar a Bach, y porque cautivó a sus oyentes con el órgano de Santo Tomás de Leipzig, la ciudad donde todo empezó.” (pág. 367) Con frases tan inspiradas como éstas, los periodistas franceses Gonin y Guez componen un apasionante relato de acontecimientos históricos extraordinarios, inesperados, ciertamente, aunque no menos anhelados por millones de seres humanos; una crónica de la libertad que ofrece al mismo tiempo la forma de una novela, un reportaje de prensa y un diario detallado de hechos sobre cómo fue rasgada una cortina que dejó que entrase la luz y permitió airear un Estado, en plena entraña de Europa, que olía a cerrado. 
  
Ariodante
Diciembre 2009

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