strange suspense. los archivos de steve ditko vol. 1

Opinión:

Para el lector de cómics aficionado a los superhéroes, el nombre de Steve Ditko siempre estará unido a las primeras historietas de Spiderman, personaje que creó junto al ínclito Stan Lee. En ellas, quizás como nunca se logró después, se mostraba la fragilidad y humanidad del joven tras la máscara del héroe, a través de un ritmo y una manera de componer los dibujos en la viñeta que ya sorprendieron en su época por diferentes. Otros lectores más curtidos tal vez destaquen la soltura e imaginación que Ditko demostraba en la creación de mundos de magia y fantasía en los cómics de otro personaje de la Marvel, el Doctor Extraño, al que otorgó su idiosincrasia en sus orígenes.

Lo que probablemente no tantos sepan es que Ditko ya dibujaba esos extraños ambientes y personajes en los primeros años cincuenta, a través de unas historias cortas que competían con los cómics de EC en suspense, horror y sorpresa, con unos argumentos políticamente incorrectos, morbosos, extraños, originales. Nos encontramos con sus primeros trabajos, publicados antes de la implantación del Comics Code, que supuso la regulación de los contenidos de violencia y sexo en las publicaciones norteamericanas para los jóvenes. De esta forma, Ditko tenía via libre para mostrar violencia, muerte, truculencia, a través de unos argumentos sorprendentes. Publicados en la editorial Charlton, Ditko dibuja  sobre todo historias de terror y horror, sin descartar  románticas, western, ciencia ficción… pero siempre con un punto incómodo, con una tensión propia del suspense, tan en boga en la llamada época dorada de los cómics. Aunque aún estaba perfeccionando su estilo, ya que estamos hablando de un Ditko muy joven y aún estudiante, en estas primeras obras ya se encuentran algunos de los rasgos del autor, como es la habilidad para mostrar el movimiento de los personajes en las viñetas, una gran imaginación para lo imposible o esa facilidad para presentarnos la locura, la enfermedad o el horror. Se trata de una época en la que se publica todo lo que pueda venderse, lo que resulta interesante a nivel argumental. Todo está permitido, como esa versión vampírica de la Cenicienta, que como la mayoría de estas historias, no tiene un final feliz.

Resulta irónico que la búsqueda de fidelidad con la barata edición original de kiosco de los cincuenta, que incluye la precaria reproducción en color, signifique hoy una edición de lujo que no es precisamente barata. Ya sabemos que lo “vintage” está de moda. Y nosotros que lo celebramos. Esperamos con impaciencia el segundo volumen de archivos.

Jorge Borondo