el puzzle de jesus

Opinión:

"El puzzle de Jesús" me ha trasmitido casi la misma sensación que cuando leí la primera versión del libro "La Dama Azul" de Javier Sierra. Este libro me pareció un extraño híbrido, una mezcla de investigación periodística real con una historia de ficción, que no me convenció demasiado, aunque en, este caso, el de Doherty el grado de satisfacción personal ha sido mucho mayor, es decir me ha gustado mucho más, aunque posee los mismos defectos: funciona como novela de investigación pero no como thriller.

Y es que se nota demasiado que El Puzzle De Jesús fue antes una tesis que una novela: apenas existe una trama. A lo largo de las casi quinientas páginas del libro se nos describe el proceso de investigación del protagonista. Kevin Quinter sobre la figura del Jesús Histórico. Pero, en este caso, no nos encontramos con un suerte de Robert Langdon corriendo de una lado a otro por culpa de un maldito cuadro, sino con un historiador más veraz, es decir: un hombre inteligente, acostumbrado a utilizar el cerebro para pensar, que apenas sale de su habitación y que se pasa el día consultando libros, conectado a Internet buscando información, sacando conclusiones con ayuda de su novia. Nada que ver con el típico héroe de acción.

Como consecuencia de la anterior, la emoción que puede provocar en el lector normal es nula, no hay aventura, ni conflicto, ni sensación de peligro... Se trata más bien de hacernos partícipes de una serie de teorías sobre el Jesucristo Histórico (o al menos sobre la posibilidad de que fuera una figura con características más míticas que reales) y hacernos reflexionar sobre el peligro de los fundamentalismos (el creacionismo: el mundo fue creado por Dios) que no sólo invaden la sociedad Norteamérica pienso yo y sobre la necesidad de pensar, de huir de fantasías o de creencias basadas en la superstición (los ángeles, la reencarnación…).

Pero lo que convierte esta novela en un texto apasionante, al menos para mí así lo ha sido, el que todas las conclusiones del estudio están basadas en textos reales, en cosas que uno mismo puede comprobar consultando la Biblia o buscando en Internet. Un ejemplo, el protagonista hace continuas alusiones a un escritor llamado Dervis Fisher, autor de una serie de libros llamados El testamento del hombre. Pues bien, pensaba que sería algo inventado por Doherty y para nada. Investigando en la red, descubrí muchas páginas en inglés dedicadas a este hombre, al parecer uno de los escritores ateos más importantes y reputados de su país. Otras cosas, como el Proyecto Muratoriam son un invento del autor, como modo de resumir todas las páginas webs de contenido bíblico a las que accedió para realizar su tesis.

El investigador, claro alter-ego de Doherty, explica cada paso de su investigador de manera exhaustiva de tal modo que cada una de sus conclusiones resultan del todo convincente ya que tienen una base fuerte detrás. Esto tiene como ventaja que si te interesa el tema, puedes estar enganchado, como me sucedió a mí, y terminarla prácticamente en tres días. Sin embargo, es cierto que para un lector que vaya buscando otro "Código da Vinci" pueda resultar demasiado prolija o algo pesada. Y es que, desde mi punto de vista, Earl Doherty es un ensayista genial, ameno e inteligente, pero como novelista no me lo parece tanto.

De todos modos, es uno de los libros más interesantes que he leído en los últimos años. Apasionante, en una palabra. De hecho, he subrayado muchos pasajes, párrafos, afirmaciones del libro y sobre todo, he aprendido muchísimas cosas que ignoraba, aunque intuía, sobre el cristianismo, sus fundamentos, la figura de Cristo y he despejado también muchas dudas a ese respecto. Por ejemplo, la teoría mítica de Jesús que se propone en el libro me parece absolutamente genial y además con bastantes visos de veracidad. Bertrand Russell ya hablaba algo de eso en su libro "¿Por qué no soy cristiano?", en el que expresaba sus dudas sobre la existencia real de Jesucristo Histórico. 

Y otros aspectos que toca el libro como por ejemplo la conversación con Phyllis, la periodista, sobre la dicotomía entre racionalismo y espiritualidad, me conmovieron en lo más profundo, porque son cuestiones que siempre me han interesado con apasionamiento atroz.