Anika entre libros

polvo eres ii

Ficha realizada por: Pilar Alonso Márquez
polvo eres ii

Título: polvo eres ii
Título Original: (polvo eres ii, 2011)
Autor: Nieves Concostrina
Editorial: La Esfera de los Libros


Copyright: © Ilustraciones de Forges, 2011
© Candela Comunicación S.L. 2011
© La Esfera de los Libros S.L. 2011
1ª Edición, Abril 2011 ISBN: 9788499700403
Etiquetas: anecdotario anécdotas biografía curiosidades periodismo reportaje

Argumento:


Narración de las peripecias de algunos cadáveres ilustres, funerales excéntricos y trasiego de huesos a lo largo de la historia.

Último libro de la autora cuya idea nació a partir de "Polvo eres" al que añadió el volumen "...Y en polvo te convertirás. Epitafios, los muertos tienen la última palabra", editado por La Esfera de los Libros en el 2010

Opinión:


Nieves Concostrina  regresa al mundo de los muertos ilustres de la mano de la segunda parte de Polvo Eres. El tono desenfadado y humorístico de la autora cuenta en esta ocasión con una colaboración de lujo: las ilustraciones de Forges.
 
El libro está dividido en cinco secciones, cada una dedicada a una disciplina distinta: músicos, escritores, pintores, religiosos y políticos.
 
El criterio a la hora de seleccionar a los componentes de cada una de las partes se basa, principalmente, en las curiosidades que rodearon sus muertes o en el trato dado a sus restos a lo largo del tiempo.
 
Algunos personajes llaman poderosamente la atención. Mozart, por ejemplo, de quien se barajan hasta 140 posibles causas de muerte, y cuyos restos están en paradero desconocido. Falleció en condiciones tan miserables que fue enterrado en una fosa común, y aunque a lo largo de los años se han llevado a cabo numerosas pruebas para tratar de identificar sus huesos entre tanto barullo, no hay nada concluyente. O Paganini, aquel virtuoso del violín que decían estaba poseído por el diablo y al que debido a ello no pudo sepultarse en terreno sagrado. O Chopin, cuyo corazón, sumergido en cognac francés, descansa en el interior de una columna de una iglesia de Varsovia. Y estos son sólo algunos ejemplos de la sección dedicada a los músicos.
 
Hay muchos más personajes fascinantes con grandes historias tras sus muertes: Borges, Voltaire, Quevedo, Cervantes, Dumas, Dalí, Goya, Velázquez, Torquemada, Santa Teresa de Jesús, Cristina de Suecia, César Borgia, Ferdinand Marcos, Gandhi, Arafat… por citar sólo algunos de los más sugerentes.
 
En algunos casos, como los religiosos, los esqueletos están incompletos debido al tráfico de reliquias tan habitual durante la Edad Media. En otros, los cadáveres están desaparecidos y nadie sabe dónde están enterrados. Algunos personajes han sufrido incluso el traslado de tumba hasta en ocho ocasiones distintas, dependiendo de los intereses políticos o culturales de los gobiernos de turno, lo que contribuye a que en muchos casos los muertos no estén enterrados en el lugar que querían. En otras ocasiones, se han producido excéntricos funerales o existen anécdotas especiales ligadas a sus periplos. El caso de Goya es un claro ejemplo. Murió en Francia, un cónsul español localizó sus restos, se puso en contacto con el Gobierno y un alto funcionario de la Administración, para ahorrar costes de traslado, le pidió al cónsul que convenciera a uno de los veraneantes españoles que visitaban la zona para que, de regreso a su país, llevara los restos del pintor entre su equipaje. La propuesta no prosperó, gracias a los desvelos del cónsul, y Goya tardó veinte años en poder regresar a su tierra.
 
El libro no tiene desperdicio. No sólo en interesante y riguroso, también es divertido. El sentido del humor y cierta dosis de cinismo hacen que este trabajo, centrado en un tema tan escabroso como la muerte, se lea con agrado. Y, pese al tono ligero, también con amargura. Es triste conocer el destino que tuvieron genios de la talla de Mozart, y no es el único, y el poco respeto que se ha mostrado con muchos otros, cuyos restos han servido de moneda de cambio entre Gobiernos, Autonomías, Municipios y demás, y no sólo en España.
 
Los muertos no tienen voz ni voto, ni pueden exigir que se respeten sus últimos deseos. En ocasiones, ni siquiera los descendientes tienen la oportunidad de decidir sobre el destino de sus huesos. Lo del descanso eterno parece estar vedado para muchos de los que tuvieron la gloria en sus manos. 
  
Pilar Alonso Márquez

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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