Las horas perdidas

Opinión:

Debo reconocer que este libro me ha impresionado bastante, tanto por el tema central que aborda (la homosexualidad), como por la forma en que lo hace. Tanto el lenguaje empleado como las ilustraciones, son muy directos, y en ocasiones muy explícitos, por lo que ha de advertirse al lector con prejuicios o no del todo formado que puede ver herida su sensibilidad. Esto no supone nada peyorativo para la obra, sino que simplemente es un aviso sobre el tipo de persona al que puede estar dirigida. A mi criterio, no puede encuadrarse como literatura infantil-juvenil.
 
Siguiendo con el público al que va dirigido este cómic, me atrevería a asegurar que "Las horas perdidas" no hace distinción entre lectores heterosexuales y homosexuales. Es más, he creído notar una doble intención en el libro: Por una parte, el público homosexual puede verse reflejado en cualquiera de los personajes que intervienen, de múltiples tipologías físicas y personales, afianzando el mensaje de que la propia condición sexual no es una maldición (no debe serlo) y de que con independencia de ella para vivir con la cabeza bien alta basta ser una persona honesta y libre. En cuanto al público heterosexual, entiendo que se favorece con este cómic su comprensión y acercamiento hacia la problemática homosexual (y aquí entiendo como problemática a los factores negativos que inciden sobre las personas homosexuales de forma añadida a los problemas vitales que todos tenemos con independencia de nuestra condición sexual).
 
Los personajes están muy bien definidos, y todos, de una forma u otra, muestran una profunda humanidad, manifestando multitud de sentimientos que demuestran el hecho de que las personas son, ante todo, personas, con independencia de su tendencia sexual (puede parecer reiterativa tal apreciación a lo largo de esta reseña, pero realmente es eso lo que transmite este libro).
 
Las ilustraciones, en blanco y negro, están muy bien realizadas, con multitud de detalles y enorme expresividad. Así mismo, los textos son claros y directos. Las tramas son interesantes, por no decir curiosas, y hay que destacar que los finales de las cuatro historias son bastante sorprendentes y hasta inesperados, lo que mantiene el interés del lector en todo momento. Así pues, es un libro que se lee fácilmente, aunque también obliga al lector a pensar en las situaciones que se le plantean.
 
Miguel Ángel León Asuero