anécdotas de profesores

Opinión:

Siempre quise leer un libro como este, al menos en lo que a la antología se refiere, porque para quienes conocemos el lenguaje, el vocabulario y tenemos algo de cultura, y sobre todos para quienes nos gusta reír, las respuestas son tan hilarantes que no sueltas una carcajada, ni dos, ni veinte, ni ochenta, sueltas muchísimas más. Es obvio que te puede llevar a una reflexión: el poco conocimiento y bajo nivel cultural de muchos alumnos –que no todos son iguales, hay algunos que se esfuerzan-, pero este libro, a ser posible, hay que cogerlo como un anecdotario porque si no sería para deprimirse por el nivel cultural de unos cuantos. Las carcajadas surgen tan a menudo que sirve para pasar muchos ratos distendidos ejerciendo mandíbula, ya que dicen cosas que no pueden calificarse más que de auténticos disparates.
 
Ahora bien, se nota que muchas de las respuestas que dan están confeccionadas por graciosos. Se pilla rápido cuando un adolescente quiere hacerte una gracia. Eso no le quita humor, te ríes igual por las ocurrencias, pero es inevitable darte cuenta de que algunos adolescentes van de graciosillos.
 
Al margen de esto tenemos la primera parte, mucho más seria y con una implicación de los profesores que llega a la denuncia: desde hablarte de su vocación, a pasar por el tema de la violencia escolar entre otros muchos temas de actualidad.
 
Sirva el libro como oyente a los maestros que denuncian su desespero en ocasiones, y también, por supuesto, como un método estupendísimo para reír sin parar.

Anika Lillo