Anika entre libros

Al otro lado

Ficha realizada por: Joseph B Macgregor
Al otro lado

Título: Al otro lado
Título Original: (Al otro lado, 1997)
Autor: Yanitzia Canetti
Editorial: Seix Barral


Copyright:

© 1997, Yanitzia Canetti
© 1997, Editorial Seix Barral, S. A.

Edición: 1ª Edición: Diciembre 1997
ISBN: 9788432247859
Etiquetas: humor erótica mayores de 18 años erotismo literatura cubana cubanos surrealismo sexo
Nº de páginas: 254

Argumento:


La protagonista de la historia vive en una isla del Caribe y todos los días acude a la iglesia para confesarse con un joven y bello sacerdote y cumplir de ese modo la siguiente aspiración: "Quiero oírme decir lo que soy o creo que soy para saber quien vive al otro lado de mí, quien me habita sin permiso y sin darse a conocer. No vivo sola dentro de mi cascarón, hay alguien más conmigo y no sé quien es. Tal vez si me pusiera fuera de mí misma a través de la palabra, me libraría de ese otro ser o no-ser desconocido."

Con este afán, la joven confesará diariamente al sacerdote los principales acontecimientos de su extraordinaria y surrealista biografía en forma de breves narraciones, las cuales utilizará además como excusa para intimar cada vez más con su confesor por el que se siente cada vez más atraída.

Sin embargo gradualmente los límites que separaban realidad y ficción se irán haciendo cada vez más estrechos. La fantasía de la chica es tan poderosa que terminará devorando no sólo las anécdotas relacionadas con su vida, sus propias narraciones, sino todo aquello que antes percibía o experimentaba como real. Así iglesia, estatuas de santos, beatas y devotas, Cristo crucificado, el mismo sacerdote y ella misma empezarán a integrarse en una pesadilla híper-real en la que todo se trasmuta y se confunde. A través de ese universo onírico, la protagonista intentará encontrarse con la mujer que vive al otro lado para finalmente amarla y reconciliarse con ella.

 

Opinión:

 

Estoy seguro de que Lewis Carroll, Franz Kafka y Luis Buñuel habrían disfrutado muchísimo - tal y como lo he hecho yo - con "Al otro lado", novela de la cubana Yanitzia Canetti. El primero habría reconocido de inmediato en Juana a una Alicia adulta que se busca a sí misma a través del espejo. Ambas avanzan por un mundo absurdo que parece sustentado en sus propias fantasías; un universo cambiante, hiperrealista, sin normas y en el cual les resulta muy complicado hacerse entender pero también madurar y crecer. Justo cuando todo este frágil escenario se desmorona es cuando Juana encontrará a la mujer que hay al otro lado de sí misma.

Kafka en cambio habría pensando en ella como la hija bastarda de K., ese pobre sujeto procesado por un crimen que desconoce y que no ha cometido. Juana también es llevada a juicio y no sabe por qué, de qué se le acusa, cuál ha sido su crimen o su pecado y es obligada a firmar una declaración sin pies ni cabeza. De igual modo, vivirá una surreal experiencia durante su estancia en prisión. Ambos personajes (Juana y K.) comparten idéntica obsesión por la culpa y la culpabilidad que sienten será el motor que impulse (o paralice) todos sus actos pero que a la vez dotará de sentido a toda su peripecia. En lo que se diferencian es en que la novela de Yanitzia Canetti es optimista y positiva con respecto a su personaje y la de Kafka más bien todo lo contrario.

Tengo la completa seguridad también de que Buñuel hubiera llevado enseguida esta novela al cine por su descarnado surrealismo, presente no sólo en las diferentes historias que Juana va contando / confesando al sacerdote sino también esa iglesia que funciona como un organismo vivo, esa colección de santos y vírgenes en perpetua complicidad con la protagonista, el tenebroso barroquismo del interior del templo, las siniestras beatas que acuden diariamente a rezar o a escuchar misa… es decir en escenarios, paisajes, personajes secundarios y en la propia atmósfera - a veces malsana, otras inquietante, en ocasiones irrespirable - que trasmite la narración. Escenas como las que protagoniza Juana a los pies del Cristo Crucificado, provocadoramente blasfema e iconoclasta, o en la ésta contempla las ruinas del templo acompañada de una anciana y una niña parecen extraídas de cualquiera de la película del genio de Calanda (Simón del Desierto, Viridiana…). A lo largo de la novela, se nos presenta además un escenario aparentemente real que gradualmente va adquiriendo matices oníricos más propios de una pesadilla alegórica, de una fantasía que se retroalimenta a sí misma a través de las confesiones autobiográficas (que presiento presumiblemente falsas) de la protagonista al que Buñuel habría sabido sacarle mucho partido ya que todos estos elementos se integrarían a la perfección con el mundo personal del genial cineasta.

Hay también mucho sentido del humor, ternura, locura, pasión, sexo, absurdo y nonsense aunque básicamente en aquellas historias en las que Juana cuenta sus romances o sus experiencias sentimentales a cual más surrealista.

Un último aspecto que sí que me gustaría destacar para concluir mi reseña habla sobre la dificultad de ser barroco sin fracasar en el intento. Considero que es muy difícil serlo con eficacia y brillantez. No todo el mundo es capaz de adjetivar bien (es decir, acompañar cada sustantivo con el adjetivo más adecuado y no con el más rimbombante), sin abusar de las construcciones demasiado enrevesadas o retóricas, sin acumular descripciones que finalmente cansan al lector, sin que todo quede demasiado denso, sin agilidad, trasmitiendo la sensación de una narración que avanza a trompicones (si es que avanza…), sin resultar pedante, pretencioso, sin que el producto final de la impresión de estar condimentado con demasiado aderezo.

Yanitzia Canetti sabe hacer todas esas cosas muy bien, de modo excelente. Su barroquismo resulta siempre estimulante, motivado y sobre todo muy hermoso, un regalo para los sentidos. Esto se evidencia en un texto construido con sumo esmero y delicadeza, en el que parece que se ha cuidado escrupulosamente cada palabra, cada párrafo revelando así la férrea solidez de una arquitectura narrativa que no es mera apariencia. Su interior no está hueco o vacío sino que revela una profundo canto a la vida, una llamada a gozar nuestra existencia sin autocensuras, sin imponernos a nosotros mismos molestos o incómodos tabúes, disfrutándola sin limitaciones.

Quizá el sentido final que Yanitzia haya querido a su novela no sea tan universal sino que más bien esa llamada va dirigida a la mujer como una forma de animarla a despertar de su letargo y a romper con aquellas limitaciones que a veces se autoimponen y que les impiden ser ellas mismas, iniciando así el camino hacia su propia auto independencia. Sin embargo, estoy convencido de que estas llamadas de atención resultarán también de enorme utilidad para cualquier persona. Sólo afrontando nuestra propia realidad, lo que somos y quienes somos, conseguiremos reconciliarnos primero con nosotros mismos y después con los demás, primer paso para apurar la vida al máximo.

Joseph B Macgregor

 

 

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