Anika entre libros

los platos más picantes de la cocina tártara

Ficha realizada por: Patricia Rubiera
los platos más picantes de la cocina tártara

Título: los platos más picantes de la cocina tártara
Título Original: (die schärfsten gerichte der tartarischen küche, 2010)
Autor: Alina Bronsky
Editorial: Siruela


Copyright: © Alina Bronsky 2010
© Siruela 2011
Traducción de Javier Sánchez-Arjona Voser
1ª Edición, Noviembre 2011 ISBN: 9788498415841
Etiquetas: autores comida dieta escritores gastronomía humor humor negro literatura rusa receta rusos tragicomedia

Argumento:


La vida en la Unión Soviética no es fácil para nadie pero menos para Rosalinda, una pedagoga con delirios de grandeza que se cree poseedora de la verdad y que ha tenido la mala fortuna de ser vencida por Sulfia, su única hija, que sería la ganadora indiscutible en cualquier concurso de adefesios y desastres. Viendo que no podrá hacer carrera de su hija, Rosalinda vuelca todas sus expectativas en su nieta Aminat, una niña a la que intenta modelar a su imagen y semejanza. El problema es ese, que la niña es exactamente igual en todo a su abuela… demasiado.

Opinión:


Es complicado moverse con soltura en el género de la tragicomedia, encontrar el equilibrio entre el drama y el humor exige hilar muy fino en el terreno que se pisa evitando en todo momento caer en los excesos; si el humor que se intenta transmitir es negro la cosa se complica aún más. “Los platos más picantes de la cocina Tártara” se mueve como pez en el agua entre ambos mundos dando como resultado una novela tan picante como una guindilla y de una hilaridad refrescante.
 
¿Cómo saber que se ha triunfado a la hora de jugar con el humor más negro que existe? Pues cuando uno no puede evitar carcajearse ante situaciones que en la vida real no tendría ni pizca de gracia, más bien nos parecerían horripilantes. Alina Bronsky logra que nos riamos de las desgracias ajenas y que no nos sintamos mal por ello en momento alguno.

Teniendo como telón de fondo la disgregación de la antigua Unión Soviética “Los platos más picantes de la cocina Tártara” narra las relaciones de las tres generaciones de mujeres que forman la familia de Rosalinda y lo hace de una manera ágil, divertidísima y con un puntito de mala baba. Partiendo de que la protagonista es una mujer mandona, dominante, mezquina, tirana, convencida de que todo lo que ella hace está bien y lo demás son chapuzas, asistimos a su día a día de penurias y lamentos no por su culpa, por supuesto, sino por la ineptitud de todos los que la rodean porque, como no podía ser de otra manera, Rosalinda vive una realidad distorsionada de todo lo que sucede en su entorno, es la clásica persona que ve la paja en el ojo ajeno pero es incapaz de reconocer la viga que tiene en el suyo aunque sea de tres kilómetros de largo y dos metros de espesor. Sólo así se explica que se autoconvenza de que su hija Sulfia se ha quedado embarazada en un sueño, la pobre es más fea que picio y a su entender ningún hombre la tocaría ni con un palo. Viendo que su hija es poco menos que un desecho humano y negando en todo momento que ella misma tenga algo que ver en el carácter de la pobre desgraciada, se dedicará a jugar a Dr. Frankenstein con la pequeña Aminat. Esa percepción retorcida que tiene de todo el mundo hace que sea incapaz de juzgarse a sí misma de una manera objetiva, razón por la cual su sorpresa es mayúscula cuando la niña le salga respondona, marimandona, cabezona… su imagen en el espejo con una sutil diferencia, es la única persona capaz de acabar con la dictadura que siempre ha ejercido con sus familiares. Una historia generacional en la que conocemos a las protagonistas más por acciones inesperadas que por el baremo que la matriarca ha utilizado para medirlas, siendo este uno de los puntos fuertes que la autora utiliza en todo momento. Nos deja que conozcamos a las mujeres a través de los ojos de la egoísta Rosalinda para luego mostrarnos la realidad de su interior, aquello que podrían llegar a ser pero nunca les fue permitido por vivir sometidas; una peculiar metáfora del Telón de Acero Soviético que también desemboca en una Guerra Fría entre abuela y nieta en un intento de liberación y de conciliar las partes.
 
Por el camino asistimos a la desaparición de la Unión Soviética, a la llegada de la Perestroika y la Glásnot, al resurgir de Alemania como gigante Europeo y tierra de anhelos cumplidos, a la nueva Europa que despertaba poco a poco de su sueño Imperialista. Todo ello aderezado con esos platos que Rosalinda prepara no sin razón, en una época de escasez la comida es un bien preciado y, si se puede conquistar a un marido por el estómago, no hay motivo para que no funcione con cualquier persona, si no funciona no pasa nada, la culpa siempre será del otro porque, faltaría más, la cocina Tártara (presentada aquí como metáfora de las idiosincrasias de Rosalinda) es demasiado peculiar para ser apreciada por la gran mayoría, como le pasa al resto del mundo con ella misma.

Si se trata de poner al mal tiempo buena cara, de encontrar el lado bueno de las cosas y de hacer nuestra santa voluntad a cualquier precio, está claro que necesitamos echar mano de “Los platos más picantes de la cocina Tártara” para agregar a nuestro día a día ese puntito de pimienta que a veces le falta, lo demás es interpretable.

Patricia Rubiera

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