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media docena de robos y un par de mentiras

Ficha realizada por: Joseph B Macgregor

Título: media docena de robos y un par de mentiras
Título Original: (media docena de robos y un par de mentiras, 2009)
Autor: Mercedes Abad
Editorial: Alfaguara


Copyright: Primera edición: enero de 2009 ISBN: 978-84-204-7476-2
Etiquetas: autores escritores españoles hispanos literatura española literatura hispana

Argumento:

Media docena de robos y un par de mentiras, parte de curioso planteamiento: cada uno de los cuentos han sido escritos originalmente por otros autores/as por lo que fueron “plagiados” presuntamente por una “escritora-ladrona” (¿Mercedes Abad?).

A través de una breve introducción inicial a cada uno de los “plagios” incluidos – que funciona a su vez como otro relato corto - la escritora-ladrona nos describe el cómo, cuándo y por qué de cada una de sus apropiaciones indebidas, las cuales se nos brindan en algunas ocasiones (las menos) respetando escrupulosamente el cuento original, en otras (la mayor parte de ellos) con "ligeros" retoques personales. Sólo en un caso (Apropiación Indebida nº 9) se nos aportan dos versiones de la misma historia (una firmada presuntamente por Mercedes Abad y otra escrita por su amiga Flavia Company). Todas estas introducciones comparten un esquema similar: la escritora-ladrona descubre el cuento, lo lee con entusiasmo y entonces percibe que lo podía haber escrito ella perfectamente por lo que decide “robarlo”. Lo que varía es la anécdota que explica cómo encuentra o descubre el relato en cuestión.

Tal como reza en el título, esta media docena de robos concluye con un par de estimulantes “mentiras”.

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Opinión:

Tengo la impresión, tras haber terminado de leer este libro, que las cosas que a la autora le parecen importantes a mí no me lo han parecido tanto, y al revés: que otras a las ella quizá no les da tanta relevancia sin embargo me han resultando finalmente mucho más estimulantes o motivadoras. No me interesa o no me convence demasiado el juego que propone la autora y sin embargo sí que me han gustado los cuentos incluidos en el libro en su totalidad.

En relación al primer aspecto, al que no me ha convencido, está claro que Mercedes Abad se emplea en la labor de intentar convencernos de que los cuentos son plagios de otros que se ha ido encontrando a lo largo de su vida. La escritora utiliza todos los recursos posibles para conseguir así que no hagamos la siguiente pregunta: ¿Es verdad que los ha robado o los ha escrito todos ella?

El presunto suspense provocado por conocer la respuesta a esta cuestión es lo que sirve de nexo común a todos ellos, pero a su vez funciona como motor que hace avanzar la sub-trama -protagonizada por una escritora-ladrona, obsesionada por apropiarse indebidamente de textos ajenos- y que funciona como una novela dividida en once capítulos que se corresponden con las once introducciones a las apropiaciones indebidas. Fundamentar y dar solidez a semejante planteamiento parece una de las principales prioridades de Mercedes Abad y pretendidamente aquí debía residir el interés esencial de este libro.

Lo que sucede es que para conseguir tal cosa hay que saber mentir con convicción y me da la sensación de que a Mercedes esto no se le da demasiado bien. En ningún momento me ha dado la impresión de estar leyendo relatos firmados por alguien que no sea Mercedes Abad; todos los cuentos se me antojan narrados por una misma voz. No percibo diferencia alguna entre la persona que narra el cuento presuntamente escrito por un numeraria del Opus y que encuentra en la literatura un modo de expresar su lado oscuro, el sujeto asaltado por las buenas noticias o la de hippie que vende “equipos de supervivencia” en la calle. Siempre es Mercedes Abad la que cuenta la historia.

O más claramente: no encuentro conexión entre las anécdotas que explican la apropiación indebida y el cuento presuntamente plagiado. Es cierto que la autora-ladrona una de las razones que da para justificar sus apropiaciones es que los relatos podían haber sido perfectamente escritos por ella. Sin embargo, por muy identificada que se sintiera en cada una de las narraciones, pienso que faltan los matices necesarios para dotar de verosimilitud a la mentira, de tal modo que cada una de ella parezca efectivamente escritas por autores diferentes.

Por eso, una de las dos mentiras que se desvelan al final del libro no me resulta en parte tan sorprendente ni me obliga a dar la vuelta a todo lo que he leído antes ya que ninguno de los relatos ha conseguido convencerme del planteamiento inicial. Y digo en parte porque también cabe hacerse otra pregunta: ¿En dónde reside la mentira exactamente: en que son cuentos plagiados o que es mentira que sean plagiados? Entonces, sí que Mercedes Abad sabe mentir y me la habría colado por toda la escuadra.

Pero como señalé al principio, resolver todas estas cuestiones no ha conseguido estimularme tanto como la lectura del libro en si. Todos los cuentos me han parecido muy amenos y divertidos, entretenidos y narrados con el suspense adecuado. Simpaticé enseguida con los personajes y con sus conflictos y ni una sola de las historias – ni siquiera de la que se ofrecen dos versiones – me provocaron impaciencia o aburrimiento.

Las introducciones que explican cada una de las apropiaciones indebidas me parecieron absolutamente geniales y en algunas de ellas veo una crítica feroz por parte de Mercedes Abad a algunos sectores del actual panorama literario de nuestro país (por ejemplo, un relato breve de pocas páginas surge de la labor de poda que realiza la escritora de un original de más de 500 páginas).

De los cuentos me quedo principalmente con todos aquellos en los personajes se ven enfrentados a una situación angustiosa a la par que kafkiana: el hombre que es asaltado por buenas noticias, la pareja que es obligada a ser feliz por un tía vehemente durante unas vacaciones en Mallorca, el escritor fracasado incapaz de liberarse de la “maldición” de la primera novela de un colega de profesión, etc.

Joseph B Macgregor

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