vivo o muerto. cuentos del spaghetti-western
Título: vivo o muerto. cuentos del spaghetti-western
Título Original: (vivo o muerto: cuentos del spaghetti-western, 2008)
Autor: VV.AA
Editorial:
Tropo Editores
Copyright: © de los autores
© Tropo Editores de esta edición
ISBN: 9788496911062
Etiquetas:
Argumento:
Francisco
Casavella, Manuel Vilas, Felipe Benítez Reyes,
Patricia Estebán Erlés, Norberto Luis Romero,
Oscar Sipán, Hilario J. Rodríguez, Mario de
los Santos, José María Latorre y Carlos Castán
conforman la lista de reputados autores y/o críticos cinematográficos que han aceptado
el reto de escribir un cuento-homenaje al Spaghetti-Western, ese hijo bastardo que
le salió al Cine del Oeste Norteamericano en Europa a mediados de los años 60 y
cuyo padre putativo aseguran que fue un tal Sergio Leone.
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Opinión:
Tan sólo uno de los relatos "Cuervo" de
José María Latorre (que aunque también
ha escrito libros es más conocido entre los cinéfilos de pro por ser uno de los
críticos más sagaces y eruditos de la señera revista "Dirigido por…") ha
cumplido las expectativas que guardaba a priori sobre este libro.
Al plantearse como un homenaje al Spaghetti-Western pensé que la mayoría de los
autores incluidos en la antología habrían optado directamente por contarnos "una
de vaqueros", pero al parecer sólo Latorre ha elegido ese formato para narrar su
historia. Así "Cuervo" se nos presenta como un auténtico
western de serie b. El gran conocimiento cinéfilo de este autor le ha permitido
despacharse a gusto y aunque el homenaje en principio se limitaba al cine del Oeste
Italiano (o europeo) tanto la trama como los acontecimientos que suceden a lo largo
de la narración parecen beber más de los films de Bud Boetticher protagonizados
por Randolph Scott como The Tall T, Ride Lonesome, Buchanan Rides
Alone o Seven Men from now por citar algunos títulos lo suficientemente
significativo para el aficionado de pro. Del Spaghetti toma en todo caso el personaje
de Cuervo, la alta violencia (sobre todo al final) y el gusto por los ambientes
sucios o polvorientos.
Esto no significa que no me hayan gustado el resto de relatos incluidos en el libro.
Para nada. Lo que sucede es que quizá a priori un libro que se llama "Vivo o muerto"
parecía invitar más a lo que ha hecho Latorre. Sin embargo, las otras opciones la
verdad que me han parecido igual de validas.
La mayoría de los autores han preferido tomar como excusa el género en sí, es decir,
al Spaghetti-Western y no tanto sus argumentos o temáticas. Algunos de los relatos
por ejemplo están protagonizados por extras españoles y los actores de "segunda
fila" que participaron en films rodados en Almería o en Esplugues De Llobregat (La
muerte cincuenta y uno de John Rivers firmado por el escritor
Francisco Casavella o Los Brazos vencidos
de
Oscar Sipán). Estos textos se centran sobre todo en describir la
decadencia de estos extras o actores de segunda fila que desaparecieron o simplemente
fueron olvidados cuando se dejaron de filmar estas películas. Cuentos narrados en
un tono crepuscular y pesimista. Ambos relatos me gustaron muchísimo. Son una de
belleza y a la vez de una tristeza extraordinaria. Narrativamente son de una fractura
impecable, escritos con enorme cariño y sensibilidad hacia estos hombres que terminaron
bastante olvidados trabajando en oficios que poco tenían que ver con el mundo del
cine.
Otros resultan ser un claro homenaje a algunos de los realizadores más celebrados
que abordaron el (sub)género con mayor o menor fortuna como el genial Sergio Leone
(Toca un poco y alegra a tu hermano de
Manuel Vilas) o el más discreto Tonino
Valerii (Mi nombre es ninguno del crítico cinematográfico
Hilario J. Rodríguez). Resultan tan eruditos como entrañables, sobre
todo el dedicado a Leone que disfruta de su estancia en el purgatorio en compañía
de otros colegas como Luis Buñuel.
Otro camino es el de la memoria, es decir, narraciones cuyo eje principal son los
niños que veían estos films, sus juegos, las pelis de Terence Hill, etc. Me refiero
a Colt de
Mario de los Santos y de Vos te
llama Nadie, y sos el bueno de
Norberto Luis Romero, aunque
también participa en parte de este esquema Los Brazos Vencidos
de
Oscar Sipán. Pienso que, y sobre todo en el caso de los dos primeros,
el cine y los juegos de sheriff y bandidos son una excusa para hablar de
otras cosas o para que sus autores aborden temas que pertenecen a sus inquietudes
personales y no exactamente hablan del cine. Quizá estos dos sean los que menos
me han convencido en ese sentido. El cine está ahí pero como punto de partida o
como referencia pero el asunto es otro distinto.
Por último el toque femenino lo pone
Patricia Esteban con Hannie Caulder
tomando el sol, una suerte de homenaje a uno de los pocos
western protagonizados por una mujer, en este caso Rachel Welch (Hannie Caulder,
1971), un film dirigido por Burt Kennedy y que fue rodado en Almería, tomando elementos
expresivos del Spaghetti: la música de cuerda, el uso de la cámara lenta y el exceso
de hemoglobina en las escenas de acción o violencia.
Patricia Esteban juega mucho con el icono mítico del cartel de este
film el cual mostraba a una mujer muy sexy (la Welch) de melena oscura y ojos grandes
cuyo cuerpo semi-desnudo cubría con un poncho negro dejando ver además sus piernas
largas, un pequeño tanga color marrón y un cinturón con un par de pistolas rodeando
su cintura. Esteban realiza un ejercicio de ficción sobre el presunto rodaje de
la película en cuestión en tierras almerienses. Curioso y un tanto desconcertante
al final.
Y dejo para lo último el relato que quizá junto al de
Latorre sea de los que más me ha llegado
de todos. Me refiero a "El fantasma familiar" de
Felipe Benítez Reyes, no porque el escritor
sea paisano mío ni tampoco porque la acción del mismo se sitúe en el Cádiz de los
años 60, aunque esto último no deja de ser un aliciente, para qué voy a negarlo,
sino porque se trata de un texto entrañable de verdad. Me ha parecido además que
estaba escrito y narrado con una pulcritud, con un cuidado realmente entrañable
y sobrecogedor. Benítez Reyes ha optado por hablarnos de esos
escritores que escondidos bajo un seudónimo extranjero se dedicaban a escribir novelitas
del oeste (una al mes), más conocidas como novelas "baratas". El narrador de la
historia es el hijo de un pastelero de la calle Feduchy (…toma ya!!!) que en sus
ratos de ocio escribe novelitas del oeste bajo el seudónimo de Frank Logan. Lo dicho,
una delicia absoluta.
Joseph B Macgregor
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