Voces humanas

Opinión:

Mucho se ha tardado en colocar a Penelope Fitzgerald en el panteón de las grandes escritoras anglosajonas contemporáneas, al mismo nivel que Iris Murdoch o A. S. Byatt. Por fin, gracias a la labor de reedición y rescate que está llevando a cabo la editorial Impedimenta, Fitzgerald ha logrado en España el éxito que siempre mereció. No en vano, muchos la conocerán gracias a "La librería", novela que fue adaptada al cine ni más ni menos que por la directora española Isabel Coixet. Tras rescatar otros títulos de la novelista inglesa, como "A la deriva" o "El inicio de la primavera", Impedimenta nos presenta ahora "Voces humanas", una novela coral en la que el humor se erige como goce en tiempo de guerra.

Sam Brooks es el personaje central -es difícil hablar de protagonistas- en esta historia. Solitario, excéntrico y repleto de manías, su labor como jefe del Departamento de Programas Grabados (DPG) ha pasado desapercibida entre sus superiores, que lo consideran un inepto. Corre el rumor de que se rodea de un equipo de muchachas jóvenes por pura lascivia, pero nada más lejos de la realidad: en realidad lo hace porque encuentra en ellas un apoyo y una gran compañía. Vi y Della, que llevan tiempo trabajando en el departamento, lo saben, y así se lo transmiten a Lise, recién contratada. Pero la muchacha, apenada por la falta de noticias de su novio, que se halla en el frente, abandona el despacho de Sam llorando y opta por no volver. Su puesto lo sustituirá Annie, una joven fresca, segura y llena de personalidad -opuesta en todos los aspectos al prototipo de mujer ideal para el DPG- que se enamorará de su jefe.

"Voces humanas" es, como su propio título indica, una novela en la que los personajes encarnan los caracteres más humanos que puedan verse en la narrativa. Las novelas de Penelope Fitzgerald se caracterizan precisamente por la veracidad de sus personajes, que el lector recibirá como si fueran de carne y hueso. Ejemplo de ello son el enorme corazón de Vi, que alcanza a amigos y familia; la soledad crónica de Brooks y la lealtad compungida de Jeff Haggard, director de Planificación de Programas y eterno amigo del DPG. Las salidas de los personajes en cada situación y sus intervenciones tiñen de humor y jovialidad una novela que, no olvidemos, está ambientada en una de las épocas más oscuras de la historia británica: el Blitz, el asedio sobre Londres en base a bombardeos por parte de la Alemania nazi.

Cuesta entender cómo lo logra, pero Penelope Fitzgerald siempre consigue aunar espléndidos momentos de comicidad con situaciones y personajes que no hacen otra cosa que buscar la pena y la compasión de los lectores.

Darío Luque