víctor yubacuto y los vampiros

Opinión:

Maite Carranza  recrea con exactitud y amabilidad las aventuras y desventuras de un niño de primaria. Víctor es como cualquier chaval de once años, a veces le gustaría ser otra persona, en este caso un dibujante de comics Japonés, otras se inventa motes para sus compañeros, y la mayoría de las veces oculta información a sus padres. Es por este último motivo por el que las vacaciones de verano se convertirán en un auténtico calvario para el protagonista.
 
“Víctor y los vampiros” es un viaje a través de la mítica novela escrita por Bram Stoker, “Drácula” y a la conciencia del protagonista que cual Pepito Grillo le impedirá disfrutar del recorrido sabiendo que no ha hecho lo correcto. La autora aprovecha para recordar a los niños que los remordimientos son una carga muy pesada y que te pueden perseguir hasta el lugar más recóndito del planeta, y a los padres que no es oro todo lo que reluce a la hora de reservar unas vacaciones de ensueño…terrorífico. A lo largo de la trama serán frecuentes los malentendidos, las situaciones descacharrantes, el orgullo de los padres y la diversión.

Pese a que Víctor sea un niño travieso no tiene mal fondo, los motes que pone a sus amigos no tienen intención de mofa, más bien otorgan personalidad al receptor, tampoco engaña a sus padres para su propio beneficio, sólo quiere que se sientan orgullosos de él una vez en la vida; así pues nuestro protagonista es un chaval leal, que se mete en todos los líos que casi todos los críos a esa edad. Durante el viaje aprenderá la importancia de la verdad, del compañerismo y descubrirá que sin darse cuenta está aprendiendo a apreciar todas aquellas cosas que en el cole le parecían deberes aburridos, mientras conoce un clásico de la literatura; una vez más aparece en la literatura juvenil la importancia de aprender jugando. La historia de Drácula se cuenta a lo largo del desarrollo, reservándose el final para que los niños lean la obra por su cuenta.

Una de las características de Víctor, como buen dibujante de comics que pretende ser en el futuro, es poner en viñetas todo lo que le sucede y él considera digno de mención, y aquí es donde entra en juego Agustín Comotto.

Las ilustraciones son divertidísimas, con múltiples detalles que nos harán reír una y otra vez. La visión de los vampiros corresponde a aquella que teníamos todos a edad muy temprana pero con un toque de clasicismo, y las emociones por las que pasan Víctor y sus compañeros de aventura están muy bien plasmadas. Se tiene la sensación de estar leyendo un comic dentro de un libro, lo que alentará a lectores que se les hace muy pesado leer historias con mucha letra; todo un acierto el combinar ambos formatos al estilo de los Diarios de Greg de Kinney.
 
"Víctor y los vampiros" es una historia terroríficamente divertida con la que los niños se sentirán muy identificados, los padres se lo pensarán mucho antes de irse a Transilvania, y todos volveremos a sentir ese gusanillo en la tripa cuando nos hablan de vampiros despiadados.
 
Patricia Rubiera