viajes y otros viajes

Opinión:

La fascinación de Tabucchi por los viajes sucedió cuando siendo niño abrió un enorme atlas para ver si podía encontrar la Isla del Tesoro. Desde entonces los viajes tuvieron tanta importancia en su vida como la literatura. El Tabucchi viajero y escritor comparte con los lectores recuerdos de la infancia que seguramente ya creía perdidos.

No estamos ante un libro de viajes, tal y como nos advierte el escritor. Al adentrarnos en las páginas recorremos lugares tanto reales como imaginarios, sitios llenos de una especie de magia a los que volvía una y otra vez. A medio camino entre la narrativa y el relato autobiográfico, el escritor italiano deja patente la relación que existe entre la experiencia de la lectura y el acto de viajar. La lectura sirve para limpiarnos por dentro  de la basura cotidiana que invade nuestra vida. Tabucchi no solo nos habla de los lugares en los que se encuentra, sino también de lugares que va recordando. Tiene la capacidad de ver el mundo desde un prisma diferente, capta detalles de los lugares y las personas que a la mayoría de nosotros nos pasarían desapercibidos. Y es eso precisamente lo que le da realmente sentido al viaje, lo que lo hace diferente sin pretenderlo. Para el escritor cada lugar es único con sus personas, su historia, los recuerdos que en él provocan, desmontando lo que algunos teóricos se empeñan en llamar mundo globalizado. Y casi en cada viaje relatado en el libro, Tabucchi encuentra esa misteriosa conexión con la literatura, como si se tratara de un hilo invisible que todo lo va uniendo. Para Tabucchi los sitios que visitaba eran algo más que un lugar. Una parte indispensable lo formaban las personas que lo habitaban, sus deseos  y sobre todo sus libros.

Escribir, vivir y viajar son la misma cosa.

Juan Salas Villanueva