Viajes con Henry James

Opinión:

Conocí la obra de Henry James de la mano de uno de los mejores profesores de literatura que tuve en la facultad, el ya fallecido pero no olvidado escritor soriano Manuel Villar Raso. Durante sus clases, este buen profesor se deshacía en halagos hacia el genio de "Los embajadores", "Washington Square", o la que yo sospecho que era su favorita: "La princesa Casamassima". Insistía, y le doy la razón, en que era tremendamente injusto que hubiera pasado a la historia -al menos de manera general- como el escritor de "Una vuelta de tuerca", un relato sin duda ingenioso y de valor pero apenas la punta de iceberg de su producción.

La traducción de estas estampas de viajes que publicara en The Nation en la década de 1870 viene a mejorar el paisaje de edición en español del autor en cuanto a sus primeros textos se refiere. Esta colección, que se ha titulado acertadamente "Viajes con Henry James", recoge a un Henry James inicial, en sus primeros textos publicados, pero en el que no solamente se intuye sino que se palpa la maestría que después desarrollará. Los artículos son de una solidez extrema, y no parecerán muertos al lector contemporáneo, como ocurre con tantas obras de gusto decimonónico. Resultan modernos e interesantes porque Henry James siempre gustó de empapar sus escritos con una fina ironía, que aumentaba su recorrido y visión. El autor norteamericano nunca renunció a la contemplación del mundo desde una perspectiva ácida, hablando mal de lo que lo merecía y engrandeciendo lo que entendía que estaba bien. En ese Henry James crítico de su sociedad he disfrutado especialmente el último de los artículos recogidos en el volumen, "Los teatros de Londres".

He leído con especial interés las estampas viajeras que transcurren en suelo italiano. Dice uno de los prologuistas que Henry James proclamó que con su llegada a Roma se encontró vivo por vez primera, y algo de cierto debe haber en la frase, porque estos reportajes son los más vibrantes y completos. Entre todos me quedo con "Roma fuera de temporada" y "Otoño en Florencia".

Escritos con una prosa precisa pero siempre enriquecida, de largas frases y fino paladar, los reportajes no importan tanto por los detalles que ofrecen sino por la manera en que se encuentran narrados. La edición viene además enriquecida por dos prólogos (en realidad traducción de los que acompañaban la edición norteamericana original), que saben presentar bien los artículos que tenemos delante: el primero se encuentra a cargo de Hendrik Hertzberg, periodista norteamericano que ha desarrollado su actividad en revistas tan prestigiosas como The New Yorker, y el segundo de Michael Anesko, profesor de Estudios Americanos e Ingleses en la prestigiosa universidad Pennstate.

Rafael Ruiz Pleguezuelos