Vergüenza
Título: Vergüenza
Título Original: (shame)
Autor: Salman Rushdie
Editorial:
Plaza & Janés
Copyright:
Madrid, 1997
ISBN: No definidoEtiquetas:
Argumento:
Omar Khayyan lleva el nombre de un famoso poeta pero sus peculiares condiciones familiares no favorecen la lírica. Criado por tres madres, encerrado en un palacio inexpugnable durante doce años, y en la extraña creencia de que su destino es la caída (física y espiritual), Omar se erige en el protagonista periférico de una historia que, más que suya, y pese a los esfuerzos del narrador, se le rebela como la de Pakistán, o la de un país que se le parecería mucho. Golpes de estado y tormentas políticas, bodas y amores soterrados hacen entremezclarse dos familias que no pueden aislarse de un mundo de mitos, maldiciones, y mujeres subyugadas que aquí sí logran otorgarse un lugar en la Historia.
Opinión:
Las sagas familiares que sirven de recorrido por la Historia no
son en todas partes iguales. O quizás no sea una cuestión
geográfica, y no debamos caer en las dicotomías simplistas de
Oriente-Occidente. Tal vez la diferencia proceda de un autor que se
empeña en entender un concepto, la vergüenza (sharam). Sin embargo,
Rushdie no se retrotrae a estudios antropológicos o etnológicos; su
búsqueda es más urgente, más cercana. La realidad de su país y sus
particulares creencias vino a asaltarle desde las páginas de un
periódico: el aterrador asesinato de una joven pakistaní en
Londres, a manos de su padre, para limpiar "la vergüenza" de
conocer que había mantenido relaciones con un chico blanco.
Para exponer el concepto tiene que retroceder unos años en su
mundo de origen, Pakistán, la religión, la cultura, la sociedad.
Nunca reniega, ni abandona su compromiso con el aquí y el ahora,
por lo que su opción de no ambientar la historia en mundos lejanos,
de aires orientalizantes, de aliento exótico, no es ya sólo es
inteligente: es comprometida. Al fin y al cabo, el siglo XVI, según
la Hégira (los musulmanes cuentan su calendario desde la que fue la
huida de Mahoma a Medina), ocurrió hace bien poco.
Rushdie utiliza elementos, si se quiere, mágicos, pero, como
narrador, expone pronto sus cartas (literalmente, ya que
autor/narrador se entromete claramente desde un principio, al modo
de la literatura posmoderna). Reconoce que no le será posible (no
deja que así sea) que el país que inventa sea en absoluto un
universo autónomo. Como mucho, será un territorio real ofrecido
desde el otro lado del espejo. Por eso puede que la comparación con
García Márquez sea sólo parcialmente acertada; cabe preguntarse si
al colombiano no acaba por fascinarle en exceso el fondo mítico que
puebla las tierras caribeñas.
Además, la magia no se expresa como tal, sino como exageraciones,
leyendas, que el narrador escuchó. Por eso, Omar tiene tres madres,
aunque se deja bien claro que sólo una lo parió. Su visión inversa
al nacer no se nos escapa que se articula más como metáfora del
futuro comportamiento del protagonista.
Si Vergüenza resulta una excelente novela es porque ofrece
personajes creíbles, humanos, que fascinan: desde las paralelas
evoluciones de Bilquis y Rani (mujeres en la sombra de los
acontecimientos que luchan por permanecer en ellos) hasta sus
cónyuges respectivos. Y todo, desarrollado en un contexto que nos
habla de situaciones y temas actuales. Porque es fascinante la
capacidad fabuladora de su autor. Porque recupera esa poco común
idea de que se puede hablar de grandes cosas de forma imaginativa.
Porque nunca olvida el germen de esta historia, esa chica asesinada
en el mundo real, y cuya traslación a la novela, Sufiya Zenobia,
acumula la vergüenza circundante hasta volverse en un ser tan bello
como bestial; una imagen tan apropiada para el mazazo o la llamada
de atención, como esencial en los hechos. El autor no olvida que la
mejor forma de hacer un discurso es hacerlo honestamente narrativo,
coherente con lo que se cuenta. Que no es sino otro modo de decir
que se puede expresar y entretener.
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