Ventajas de viajar en tren

Opinión:

El primer recuerdo que tengo asociado a Antonio Orejudo es su aparición en un documental literario a colación del importante papel que ejerce el humor en la literatura posmoderna. Años después, ahora que me he acercado con más detenimiento a sus novelas, puedo confirmar que esa es la etiqueta que quedará grabada en mi mente junto a su nombre: humor, diversión, juego, irreverencia, sátira. El lector que se adentre en "Ventajas de viajar en tren" encontrará todo eso, pero amparado por un estilo diáfano y por un juego literario de gran sagacidad y absoluta modernidad.

No es fácil contar de qué trata la novela sin destripar alguna sorpresa de la trama porque, en el fondo, toda la obra de Antonio Orejudo se sustenta sobre la incertidumbre, sobre los giros de guion y sobre las sonrisas cómplices en el lector ante las innumerables sorpresas que aparecen tras cada página. Reduciéndolo a lo esencial, "Ventajas de viajar en tren" cuenta la historia del encuentro entre Helga Pato y el doctor Sanagustín en un tren, cuando ella regresa a casa tras haber internado a su marido en un psiquiátrico por un brote coprofílico (i.e. pasión por sus excrementos). Pero decir que este es el tema o el argumento de la novela es quedarse, si no corto, cortísimo.

El doctor Ángel Sanagustín inicia entonces el relato de su vida: al mudarse con su mujer a un chalet en Galapagar inician una carrera de pleitos porque el antiguo inquilino les dejó toda la basura en la puerta de casa. En relación con esta denuncia, recibe la carta de una tal Amelia Urales de Úbeda, en la que se cuenta la historia de su hermano. Martín Urales de Úbeda se licenció de teniente y acabó destinado en la guerra de Yugoslavia, investigando el asesinato de una doctora sevillana. Por las complicaciones del caso, Martín termina regresando a casa, enloquecido, y discute con su familia. Tras la lectura de la carta, el doctor Sanagustín sale en busca de Amelia y así empieza una trepidante historia sobre la locura y las pasiones protagonizada por personajes que siguen imperiosamente sus instintos.

La estructura de la novela, que va enlazando la narración de un personaje con la de otro, llegará en algunos momentos a desconcertar y confundir al lector. Al final, se trata de una gran construcción de muñecas rusas en la que la voz del narrador se funde con la del doctor Sanagustín, y con la de Amelia Urales de Úbeda, y esta con la del camillero y la doctora Linares y un tal Cristóbal de la Hoz, y así hasta perder el hilo de los acontecimientos. No es esto una técnica posmoderna, por mucho que pueda parecerlo: con el título del primer capítulo, "El casamiento engañoso", Antonio Orejudo nos ofrece la filiación histórica de esta técnica, que procede ni más ni menos que de las "Novelas ejemplares" de Miguel de Cervantes.

"Ventajas de viajar en tren" es una novela como pocas: gustará a lectores exigentes e intelectuales, pero también será gozo para quienes busquen solo un rato de diversión.

Darío Luque