Una tierra para mañana

Opinión:

Libro de gran formato, con hojas de papel satinado y fotografías a todo color que recuerda muchísimo a los formatos que emplean las publicaciones de National Geographic. Por eso me ha llamado tanto la atención.

Dirigido a un público tanto infantil como juvenil (está recomendado para 8 a 15 años) yo lo veo quizá mas enfocado a partir de los 14 años en adelante (no es que a los niños de 8 años no tengamos que inculcarles valores, al contrario, pero la forma en la que está escrito y la claridad con la que habla quizá los mas pequeños no acaben de entender el concepto, si lo leen por ellos solos) .

Aún así es un libro precioso (por sus fotografías) y duro en cuanto a la claridad con la que nos expresa lo mal que nos comportamos con el planeta.

Con un contundente índice (más sobriedad, más justicia, más vínculo con la naturaleza, más convivencia, más respeto de los derechos, más tolerancia, más paz, más amor) ya nos podemos ir haciendo un poco a la idea por donde van a ir los tiros, pero es que necesitamos que nos den con la realidad en la frente para darnos cuenta de que estamos cargándonos el planeta. Que nuestra forma de comportarnos con el medio ambiente no siempre es la correcta, y para ello nos dan soluciones y salidas poniéndonos ejemplos reales de cómo afrontar según que situaciones.

Todo ello acompañado de maravillosas fotografías, que bien merece la pena pararse a observarlas y disfrutar de ellas (fotos del Nilo, de grandes ciudades, de grandes bosques, de océanos, de los recursos naturales que disponemos) y obviar la dureza de los textos que las acompañan.

Un libro serio, demasiado serio quizá, pero es que la continuidad del planeta está en nuestra mano, y no es precisamente un juego de niños.

Tanto para regalar como para compartir con todos los miembros de la familia, creo que es un libro indispensable que tenemos que tener todos en casa y cumplirlo al pie de la letra; no es que yo sea precisamente la más recicladora del mundo, o la que más recursos naturales emplee, pero sí que es verdad que después de ver ciertas barbaridades por el mundo (fumar en mitad del Glaciar Perito Moreno, en Argentina, por ejemplo) me gustaría poder dejarles a mis hijos un mundo mejor, por lo menos la posibilidad de poder asistir a la visión de fenómenos naturales, que por culpa del cambio climático -parte de la culpa es nuestra mala gestión- son tan difíciles de apreciar hoy en día como una buena tormenta. Y este libro cumple con todas las premisas necesarias para, por lo menos, intentar hacerlo posible. Y no solamente el planeta, también el cómo nos relacionamos con los otros habitantes del mismo, cómo empleamos los recursos que están en nuestra mano (la solidaridad, la convivencia).

Nos muestra situaciones de los no tan afortunados como nosotros, y hace hincapié en cómo podemos ayudar a la causa (si bien es más un tema gubernamental, siempre hay algo que por pequeño que sea, cualquier gesto humano, podemos arrimar el hombro)

Un libro precioso. No hay más que añadir.

Ross Goose