Una sombra blanca

Opinión:

Leer a Carme Riera es adentrarse firmemente en un universo propio, cada uno de los libros que he tenido oportunidad de leer y reseñar me han presentado fórmulas diversas, pero con un ambiente muy propio y definido, es como si tuvieran un color particular… las obras de esta autora me saben a limón y a flor de verbena, a amarillo primavera, a lluvia sorpresa y a memorias…

En esta novela sobre todo hay memoria, leyendas antiguas, aunque antes viajamos a Estados Unidos, donde hace un trabajo de joyería con el estudio de la época, todo sea dicho… luego nos introduce en su Mallorca, en ese impresionante verde de la vegetal belleza de su entorno, gracias a una famosa y peculiar cantante de ópera, que debe resolver un entuerto de su pasado.

Pero no tiene voz, como en su niñez, la pierde cuando su corazón falla en plena actuación… y aquí viene lo interesante, al estar en coma tiene una experiencia cercana a la muerte (no estoy destripando nada, que os lo chivan en la contracubierta…) y de ahí surgen mil cosas: resolver el entuerto, recoger recuerdos, tomar un año sabático -a pesar del gran éxito de su carrera en ese momento-, y volver otra vez a esa isla donde perdió la voz cuando niña. Y hasta ahí voy a llegar.

Es sabido que recordar es "pasar por el corazón", volver a vivir lo pasado, aunque sea en la memoria… Y aquí hay algo que me fascina de esta autora, porque crea vivencias, biografía, contexto, tal que parece que está hablando de una persona real (más de una vez me ha tenido con el amigo Google buscando si tal personaje era real o no, así de realista es la cosa…) y te das de narices con la realidad porque nada es lo que parece... Es que logra una imbricación única entre la ficción y realidad, que incluso deja su huella en ella…

En este sentido, aquí hay algo que es importante destacar, la barrera del lenguaje, porque ella, la protagonista, habla inglés, allí se habla español o mallorquín y cuando era niña, solo una persona podía hablar con ella en su idioma… estaba sola, no solo por la ausencia del padre (trabajando en otra ciudad) sino soledad lingüística que muchas veces es peor aún. No poder expresarse también es como un nudo emocional que te deja muda. Literalmente.

Aquí podemos abarcar muchos aspectos, uno muy fundamental es que además de la voz, Bárbara Simpson es además afroamericana, tanto cuando fue de niña a Mallorca como ahora, para rehacer el camino de silencio que creó en su pasado, ella es un elemento inusual en el entorno… aunque en ese presente donde habitan ahora no lo sea tanto, lo de ser diferente, verse hacia el pasado fue un momento lúcido que le ayudó a unir varias piezas de esa memoria, de esos recuerdos y sobre todo, revisarse desde el prejuicio o desde el pensamiento de los otros hacia ella.

La novela se torna una obra coral con diversas voces, no solo la de la Simpson (que habla, pero no puede soltar una mísera nota), sino de su asistente, de testigos y más gente involucrada… se entrelazan hasta formar una memoria colectiva, una memoria que tiene muchos puntos de vista, como un caleidoscopio sonoro y un mea culpa además, entre todas ellas. Porque nada es lo que parece, y se hace necesario volver atrás, retomar ese sentimiento de culpa para convertirlo en un acto luminoso y confortante.

Es que esta es una novela de la voz rota, pero también sobre la voz que no se oye, porque es la voz del interior, de revisar recuerdos y verdades que parecían inamovibles… como la propia vida que no se detiene, de volver atrás, de la añoranza, de lo predecible impredecible...

Es una obra intensa, emotiva, llena de luces y sombras que dejará a más de una persona pensando en lo propio y en lo ajeno, como un caleidoscopio de voces que se quedan reverberando dentro de uno mismo… Una mirada llena de matices, una sonrisa de primavera, una novela que se disfruta a sorbos, como un buen vino, de esos que recomiendan las amistades cercanas porque te conocen.

Leer a Carmen Riera es como pasear por mundo que palpita con luz propia. ¡Súper recomendada!

Carol Inabé Barba