Un monstruo en mi país
Título: Un monstruo en mi país
Título Original: (Un monstruo en mi país, 2015)
Autores: Rodrigo Muñoz Avia, Chema García
Editorial:
Anaya
Colección: Sopa de Libros - Teatro
Copyright:
© Texto: Rodrigo Muñoz Avia, 2015
© Ilustraciones: Chema García, 2015
© Fundación SGAE, 2015
© Grupo Anaya, S.A., 2015
Ilustraciones: ColorEdición: 1ª Edición: Octubre 2015
ISBN: 9788467871760
Tapa: Blanda
Etiquetas: amistad racismo discriminación libros ilustrados libros premiados literatura española monstruos xenofobia teatro 8 años 9 años 10 años literatura infantil falsas apariencias integración social diferente soledad teatro infantil
Nº de páginas: 96
Argumento:
En un país habitado por monstruos, Jaime se despierta una mañana convertido en humano. ¿Cómo afrontará él su transformación? ¿Y cómo lo harán quienes le rodean? Tras su metamorfosis, Jaime tendrá que enfrentarse a la vergüenza de sus padres, que le prohíben incluso salir de casa, y al rechazo de su compañeros. Menos mal que el pequeño logra encontrar la comprensión, el apoyo y la esperanza donde menos lo espera.
Opinión:
Este es uno de esos libros pensado expresamente para llevarlo a las aulas o a cualquier grupo de teatro o de animación a la lectura compuesto por niños. Lo es no solo por la obra de teatro que presenta (un género, además, poco extendido, a pesar de la cantidad de obras diferentes que se publican hoy en día) y por las reflexiones que se pueden extraer de ella, sino también porque el autor incluye toda una serie de consejos prácticos (más allá de las acotaciones habituales en el texto teatral) encaminadas a facilitar una posible representación de "Un monstruo en mi país".
Así, ya en el prólogo de la obra, Muñoz Avia habla de las motivaciones por las que escribió un texto como este, motivaciones que pueden ser perfectamente llevadas al aula para mover a los niños a la reflexión sobre el mundo en que vivimos, el miedo a lo diferente, la xenofobia, el racismo, las convenciones sociales, el rechazo al que se sale de la norma e, incluso, cierta hipocresía social hacia mantener las apariencias y ocultar todo aquello que puede ser mal visto o, por lo menos, resultar llamativo, novedoso o extraño.
Tras el prólogo, el autor ha situado un resumen del argumento que nos puede servir para hacernos una idea de lo que en la obra se cuenta, así como una presentación extensa de cada uno de los personajes, que amplía el mero dramatis personae típico de los textos teatrales.
A continuación, llegan los consejos para la representación de los que hablaba antes, unos consejos diferenciados por categorías (vestuario y caracterización, escenografía y actores) que recogen una serie de pautas muy generales que pretende ayudar a los posibles organizadores de una función basada en "Un monstruo en mi país" más que limitar o acotar con todo lujo de detalles lo que el autor cree que podría ser su obra sobre un escenario. Se trata, por lo tanto, de una serie de recomendaciones más que de directrices, lo que da muchas ideas para el proceso de llevarlo a las tablas pero ni fuerza un montaje excesivamente caro o elaborado ni coarta la libertad ni la imaginación de quienes quieran hacer suya la obra de Muñoz Avia.
Tras estos útiles prolegómenos, llega el texto teatral en sí, una obra amena e interesante que, como hemos dicho, plantea numerosos temas para la reflexión y que está tratada de un modo bastante impresionista, a base de imágenes y retazos que permitan ir construyendo la historia, más que contar con pelos y señales cada una de las vivencias, emociones y sentimientos de este Jaime monstruo que una mañana, sin saber por qué, se despierta convertido en niño en un país de monstruos.
En ese continuo intento de facilitar la representación y, en este caso, creo que también la lectura de la obra, las acotaciones sobre acciones o escenarios aparecen en cursiva pero también en color rojo, lo que facilita a los niños diferenciar cuál es el texto representable y qué parte del texto constituyen las indicaciones para llevar a cabo tal representación.
Este color rojo también es el predominante en las ilustraciones de Chema García que acompañan al texto, ilustraciones sencillas y esquemáticas que sirven muy bien para ambientar la historia e, incluso, para dar ideas para la representación.
El libro finaliza con otro apartado de sugerencias, en este caso, para profundizar en lo leído y que bien podrían servir, por ejemplo, para hacer un pequeño club de lectura con los niños o, en el aula, para ahondar en los temas y reflexiones propuestos.
En definitiva, una obra muy práctica y útil y, sobre todo, muy interesante por los temas que trata y por el enfoque que de ellos propone. Una buena sugerencia tanto para leer y trabajar con los niños como para representar que obtuvo el Premio SGAE de Teatro Infantil 2014.
Lidia Casado
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