Un haiku para Alicia

Opinión:

"Un haiku para Alicia" fue Premio Gran Angular en el 2001. Para Francesc Miralles era, además, su primera obra juvenil; antes se había estrenado con otra infantil, "Perdido en Bombai". Así pues, con esta sencilla novela dio el salto a un tipo de lectores que le seguirán siendo fieles, pero el autor no se limitará a los jóvenes y con el tiempo escribirá para adultos e, incluso, libros de fábulas de autoayuda junto a su amigo Álex Rovira.
 
En "Un haiku para Alicia" Francesc Miralles demuestra que el talento es innato y que, cuando se posee, con una historia muy sencilla se puede captar la atención del lector sin necesidad de utilizar como excusas elementos típicos de best seller. Al corazón del lector joven se llega con una historia cercana, y Miralles sabe ponerse en el lugar de sus protagonistas, retroceder en el tiempo y conectar con el público que desea. Ese es su gran mérito.
 
En esta historia se pone en la piel de Genís, y Genís nos habla de Alicia, una chica que le atrae y que aparecerá misteriosamente en su vida; también nos describe su situación familiar mostrándonos una madre deprimida por haber sido abandonada por su marido que, poco a poco, sabrá recuperarse y encontrar de nuevo el amor; nos habla del mundo editorial (una parte que me ha fascinado, quizás la que más) porque el joven empieza a trabajar en una para ganarse unos eurillos, y nos habla de poesía y mitos introduciéndolos en la narración de forma sutil, sin forzar las situaciones ni las conversaciones. Con él, aquel que no tenga claro qué es un haiku, lo aprenderá sin dificultad, pues si algo tiene Miralles es esa capacidad típica de los grandes profesores que con las palabras exactas saben explicar las cosas más complicadas.
 
La editorial Plataforma ha recuperado en su sello juvenil, Neo, esta novelita corta que se lee con la misma sencillez con la que está escrita, y que puede durar una tarde, dejando la sensación agridulce de un final triste pero con la idea de que la vida sigue girando y, por ende, los humanos continuamos hacia delante, incluso cuando se tiene diecisiete años y se ha perdido al que puede ser el gran amor de su vida. Y a pesar de que sus protagonistas están por los diecisiete años, por su sencillez y cercanía gustará a los que todavía están en los doce, trece años.
 
Anika Lillo