un cero a la izquierda
Título: un cero a la izquierda
Título Original: (pauv´ zheros, 2008)
Autores: Baru, Pierre Pelot
Editorial:
Dibbuks
Copyright: © Dibbuks, 2009
Traducción de Lorenzo F. Díaz
1ª edición, septiembre 2009
ISBN: 9788493723934
Etiquetas:
drama
dramática
dramático
novela gráfica
Argumento:
Un personaje que no ha conseguido nada o poco en la vida, se ve mezclado en una historia que puede sacarle del anonimato y dejar de ser un cero a la izquierda. Pero a su alrededor hay otros como él, y la historia puede terminar de forma trágica. Anastase Brémont cree que todo puede cambiar para él, pero no cuenta con que no es el único cero a la izquierda en este drama.
Opinión:
Se cuenta así la historia de cómo nació “Un cero a la izquierda”: “Fue en los años ochenta. Un día de finales de junio, Pierre Pelot fue a visitar a su esposa y a su hijo que había nacido el día anterior, a la maternidad del pueblo vecino. La maternidad era parte de un complejo de edificios compuesto por un hospital para ancianos, una especie de asilo y un orfanato. Al cuarto llegaban gritos provenientes de fuera. Ascendían desde la celda que había bajo la capilla del establecimiento. Por un respiradero. Por un ventanuco a ras del suelo donde se veían las manos de un niño aferradas a los barrotes, la mancha pálida de un rostro en la oscuridad… “Por favor, señor, ¡sáqueme de aquí! No lo volveré a hacer… Por favor, señor…”. Una letanía que ascendía en ráfagas hasta la ventana del cuarto donde Pelot veía la llegada del verano… Al volver a casa escribió Un cero a la izquierda. De un tirón.”
Apenas una parte de esta historia, aquella referente al niño que parece “castigado” y profundamente arrepentido o incluso asustado, forma parte de la trama de esta novela gráfica, y es que en realidad le sirve como excusa para escribir una historia más compleja donde aparecen personajes que no han conseguido nada en la vida. Personajes que están siempre por debajo de los demás, o de sus superiores, que no tienen nada que decir o que, si lo hacen, salen perdiendo.
Algunos acaban trastornados (Albert), otros traumatizados (Jose) y deseosos de que se descubra la verdad que esconde el orfanato del que se ha perdido el niño, los hay que buscan su oportunidad aunque saben de antemano que a estas alturas ya es casi imposible (Anastase), otros se adaptan y sufren las consecuencias de sus despistes (Sylvette), y otros saben que sólo pueden callar porque la historia que si saliera a la luz explotaría en la cara de gente de la peor calaña que está en situaciones de poder, está también por encima de sus posibilidades (el periodista).
Sylvette trabaja en una escuela que de vez en cuando saca a los niños al campo. Hoy lo hace sola, sin compañía, pero aparece José y ambos se despistan un rato para tener intimidad. Cuando ella vuelve se percata de que un niño mongólico ha desaparecido.
Cuando Anastase Brémont visita a su amigo y cómplice Albert, descubre que éste ha visto un niño, aunque su colega está ya bastante alejado de la realidad y le ha confundido con un alienígena. De él tiene únicamente la gorra, y Anastase se da cuenta de que esa es su oportunidad de ser alguien en la vida: si encuentra al niño que todos buscan será un héroe, y su madre dejará de humillarle y maltratarle constantemente.
Toda esta trama nos ha mostrado a personajes perdidos, sin más futuro que el que tienen delante y que es poco menos que nada, trapicheos o trabajos sin posibilidad de ascensos. Ceros a la izquierda que terminarán por unirse en una historia de tintes trágicos.
Pierre Pelot desvió su inicial historia hacia la supervivencia más macabra: para no acabar en la cárcel acusado de un asesinato que no ha cometido, Anastase nos mostrará una opción terrible, una escena que pone los pelos de punta. Pero a partir de ahí seguirá con su vida… como si nada hubiera pasado.
Impagables las escenas de la señora que vive con cientos de gatos… y terrible la última en la que Anastase les lleva comida, asi como las de José y su determinación por llevar a cabo su venganza contra quienes le martirizaron en su pasado.
La novela gráfica escrita por Pierre Pelot (1945) e ilustrada por Baru (Hervé Barulea, 1947) no deja indiferente a nadie.
Anika Lillo
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Comentario de los lectores:
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