Un amor

Opinión:

He escrito la sinopsis de carrerilla, casi sin pararme a pensar en lo que ponía y ahora, al releerla para empezar a escribir mi opinión sobre esta novela me doy cuenta de que me ha quedado como si conociera a Fer de toda la vida, hiciera tiempo que le veo y me acabara de tomar un café con él en el que me ha puesto al día de qué ha pasado con sus hermanas y su madre durante ese tiempo que hemos estado sin vernos. Mi primera reacción ha sido: "¡Madre mía! Voy a borrar esto que parece que estoy loca y no sé diferenciar realidad y ficción". Pero luego me he dado cuento de que es la impresión más certera que puedo causar en quienes lean esta reseña: abrir "Un amor" es como volver a casa, como volver a cruzarse con esos familiares a los que quieres pero que, por circunstancias, hace tiempo que no ves pero cuyas vidas, cuyo día a día, cuyo reencuentro siempre te hace feliz. Y respecto a lo de la locura y la mezcla de realidad y ficción he pensado: "pues mira, a ver si así me parezco un poco a Amalia, que a veces no viene mal ser como ella".

Alejandro Palomas repite fórmula de éxito en esta tercera parte (no sé si se podría llamar trilogía. Yo creo que él nunca se planteó "Una madre" como primera entrega de una trilogía y no estoy segura -es más, deseo que no sea así- de que con "Un amor" se cierren las aventuras y desventuras de esta peculiar y entrañable familia) y nos vuelve a ofrecer un maravilloso cóctel en el que mezcla emociones, familia, cotidianidad, verdad, humanidad, sencillez, poesía y lecciones de vida.

Creo que nadie es capaz de contar la vida cotidiana como la cuenta Palomas. Si lo piensas, en sus novelas no pasan grandes cosas, no hay gravísimos problemas ni amenazas de muerte. No hay más grandes cosas que las que les pueden ocurrir a cualquier familia (bodas, enfermedades, fallecimientos…), no hay más gravísimos problemas que el día a día en una familia que ha sufrido (y sigue sufriendo) pero que ha conseguido mantenerse unida a base de amor, complicidad, confianza y honestidad;  y no podemos encontrar más amenazas de muerte que las que marcan el propio paso del tiempo; ese que, según la abuela Ester, es contagioso.

Y aún así, a pesar de que todo parece cercano, cotidiano… "normal" (si es que existe lo normal), hay grandes temas, agudísimas reflexiones y, sobre todo, un tratamiento de esa normalidad tan poético y humano que la convierte en excepcional. Palomas nos habla en esta novela del sentimiento de orfandad, de las familias que se tienen que reconstruir y superar el dolor, del amor y los amores (en todos los sentidos, no solo en el romántico), de la confianza, las consecuencias de la mentira, el apoyo mutuo, la bondad, el poder contar siempre con alguien, la soledad, la vejez, la amistad que es fiel a los años… Temas tan corrientes pero que aquí están tratados con tal calidad humana y tal profundidad que parecen, al mismo tiempo, excepcionales y cercanos; universales y particulares. Y así es imposible no empatizar con los personajes, sentir lo que ellos sienten, vivir lo que viven y, como dije al principio, es complicadísimo no sentir como tuya a esta familia postiza (e imaginaria) a la que el lector percibe tan cerca.

Una vez más, Alejandro Palomas consigue que veamos la vida misma tal y como es: como un vaivén continuo de emociones y sentimientos que nos llevan de la risa al llanto casi con solo pasar de página; un ajetreo de gente que deja huella (algunos para bien, otros para mal) y una colección de buenos y malos momentos que perviven en nosotros para siempre y que, en el fondo, configuran no solo nuestra memoria sino nuestra trayectoria vital completa. Somos los que recordamos, la vida son nuestros recuerdos, como diría la sabia abuela Ester. Solo espero que el Premio Nadal que Palomas ha logrado con esta novela le sirva para que más gente sepa de él y le lea. Porque sus novelas tiene verdad, honestidad, emoción y la sencillez de las vidas corrientes. Y eso es algo que no siempre es fácil encontrar en la literatura.

Lidia Casado