Últimas sesiones con Marilyn
Título: Últimas sesiones con Marilyn
Título Original: (Marilyn Dernières Séances)
Autor: Michel Schneider
Editorial:
Alfaguara
Copyright:
© 2006, Éditions Grasset & Fasquelle
© 2008, Santillana de Ediciones
Generales, S.A.
ISBN: 9788420472195
Tapa: Blanda
Etiquetas: basado en hechos reales biografía marilyn monroe psicoanálisis psicología
Nº de páginas: 433
Argumento:
Con el fin de sacar de la sospecha a la que quedó relegado
Ralph Greenson, el psicoanalista de Marilyn, un
hombre saca a la luz las últimas sesiones que ella tuvo con él.
Durante el recorrido de todo el libro conoceremos a una
Marilyn Monroe adicta a Freud, al
psicoanálisis, a los barbitúricos, a la necesidad de ser querida,
al teléfono…
Una extrema timidez, una infancia infeliz, una madre loca de la
que ella decía que había muerto pero que años más tarde se ocuparía
pagando su ingreso en una clínica de salud mental… puntos de
referencia que llevaron a Marilyn a ser quien fue, una actriz
aterrorizada ante las cámaras. Sólo se llevaba bien con las
sesiones de fotos. El celuloide y las palabras le podían, le daban
ataques de pánico, sin embargo leía mucho, buscaba palabras que
definieran su estado de ánimo o su búsqueda, una búsqueda que ni
ella entendía bien, porque para Marilyn morir era una meta, y eso
no estaba bien visto.
Me pregunto si, de haberse dedicado sólo a ser modelo fotográfica,
Marilyn habría envejecido. No le sirvió de nada el psicoanálisis,
al que era tan adicta como a su psicoanalista. Su esquizofrenia,
tratada, quizás la hubiera ayudado más.
Ser muy famosa fue una de sus metas, y si para ello tenía que
dejar plantado a un equipo que rodaba una película donde era
protagonista para ir a cantarle el Cumpleaños feliz al
presidente Kennedy, valía la pena. Sin embargo, lo
que Marilyn quería en este libro eran dos cosas: ser Carole
Lombard y morir. Vivió pendiente de la vida trágica de
Carole Lombard con la que tantas cosas le unió, tantas que si no
fuera porque no había fechas suficientes, podría pensarse que era
su reencarnación.
Marilyn amó a sus maridos, y ellos le correspondieron, pero de
forma equivocada. Tanta necesidad de sentirse acompañada la
convirtió en una persona promiscua aunque confesó no tener
orgasmos, y aun así fue afortunada porque tuvo a su alrededor gente
que la quiso bien y mucho, como su ex marido Joe
DiMaggio, Ralph Roberts, Pat
Newcomb, Whitey Snyder, Dean
Martin o Truman
Capote, este último quizás el
único con el que se entendía de verdad.
En sus últimos tiempos se le hizo mucho daño: George
Cukor, misógino terrible, por sus palabras públicas contra
ella, la familia Kennedy y Frank
Sinatra, cada uno a su manera y de la forma más terrible
(si creemos en la existencia de la cinta donde Marilyn es violada,
inconsciente y drogada, ante Sinatra y su amigo Sam
Giacana), una nueva intervención ginecológica, y
finalmente que su psicoanalista decidiera dejarla un par de semanas
para irse de vacaciones con su familia (lo que Marilyn tomaría como
un "abandono"). Todo esto unido en una mente desequilibrada y
enferma fueron un cóctel molotov que acabó con Marilyn Monroe sin
vida.
Y precisamente, tras un recorrido a saltos entre pasado y futuro,
de su vida, llegamos al punto culminante en el que el lector debe
decidir qué ocurrió de verdad. Michel
Schneider nos cuenta las dos versiones de la
muerte de Marilyn, y en una de ellas el psicoanalista, así como un
Kennedy, aparecen en escena.
Comprar Últimas Sesiones con
Marilyn
Comprar otros libros
del autor
Opinión:
Justamente por la forma de contar la historia en la que vivimos
con Marilyn los últimos años de su vida, retazos de su pasado e
incluso a veces del futuro sin ella, y basado todo ello en hechos
reales, tienes la impresión de que Michel Schneider ha
sabido conocer a Marilyn tan íntimamente que te la crees. Hemos de
tener en cuenta que aunque Schneider avisa de que su Marilyn es
falsa, todo lo que cuenta ocurrió, y aunque no se puede acceder a
las sesiones que Marilyn tuvo con sus psicoanalistas (pues fueron
varios, entre ellos Anna Freud, la hija de Sigmund Freud), los
testimonios, los periódicos, las entrevistas, la televisión, y toda
la información que tuvo a su alcance han sido suficientes para
reconstruir a la perfección una Marilyn Monroe creíble.
No me extraña, pues, que "Últimas sesiones con
Marilyn" haya sido premiado con el Interrallié
2006 y que fuera finalista del premio Goncourt, el premio Renaudot
y el premio Femina del mismo año. Ahora bien, éste no es el único
libro en el que Michel
Schneider se ha dedicado a recrear -fabulando- los últimos
momentos de la vida de grandes personajes (con "Morts imaginaires"
ganó el Premio Médicis de Ensayo 2003) y quizás por ello le haya
salido tan redonda. A Michel
Schneider le gusta jugar con grandes personas del pasado,
por ello en 1995 escribió "Baudelaire, les années
profondes". Lo dicho, el autor tiene tablas y
la experiencia ha salido redonda.
Como lectora, le estoy agradecida por su esfuerzo, pues me he
encontrado ante una Marilyn tan humana como patética, un ídolo
cuyos pies no se han convertido en barro porque yo ya sabía que no
fue feliz. Para mí lo que ha hecho Michel Schneider es darme la
confirmación de que a través de sus películas se podía conocer algo
de Marilyn. En mi infancia y preadolescencia fui una admiradora de
Marilyn Monroe, me grababa sus películas y documentales sobre ella,
me compraba fotos y posters suyos que colgaba de la pared, hasta a
veces bromeaba haciendo de MM. A través de las imágenes vi a una
chica capaz de hacerse la tonta pero siendo inteligente, una mujer
torturada interiormente que, sin embargo, era capaz de atrapar la
lente (¡qué gran diferencia entre Marilyn y Jane Russell, ambas
ante las estrellas del Boulevard! ¿estaban quietos sus labios
mientras sonreía? ¡No! Marilyn seducía a la cámara con mínimos
movimientos labiales que incitaban al más puro erotismo!), una
mujer que no parecía querer morir -pues aunque Schneider nos lleve
a pensar lo contrario, lo que consigue, en el fondo, es que no te
lo creas porque te ha dado anteriormente datos que te hacen dudar
con argumentos propios-, si no triunfar, un ser bello e inteligente
con un aura mágica, una reencarnación del más allá que tenía los
días contados porque no podía ser de otra manera. Lo contrario
hubiera sido demasiado sufrimiento.
Somos muchos los que pensamos que Marilyn fue una mujer muy
inteligente y que su vida acabó por su relación con los Kennedy (Juan Eslava Galán me dijo,
hablando de MM, que él opinaba igual que yo -o yo opinaba igual que
él-), y aunque Schneider te esté retratando a una mujer cuya
esquizofrenia y cuyo sufrimiento la hacían estar al límite, te
aporta testimonios y detalles que sugieren otra posibilidad. Él nos
cede a una Marilyn Monroe falsa basada en hechos reales, y los
lectores tenemos la oportunidad de decidir qué versión creer
respecto a su muerte. Recordemos que Schneider es también psicoanalista,
y seguro que esto ha tenido mucho que ver en el personaje de Ralph
Greenson, el otro gran protagonista de esta novela.
De las cosas que más me han llamado la atención está su obsesión
por Carole Lombard, y su visión premonitoria de que morirá joven,
pues me recuerda mucho a la esquizofrenia de Nancy Spungen (novia de Sid Vicius que
falleció a puñaladas a petición de ella misma por el cantante, y en
una fecha límite).
También, para qué negarlo, las tremendas coincidencias de su vida,
por ejemplo, la fecha de su nacimiento y la de su muerte,
1926-1962, (26-62), poco después de cumplir 36 años. Ella misma se
fijaría en esas fechas premonizando su próxima muerte.
Apasionada de los libros -que no de las novelas en general- no
acababa lo que empezaba porque lo que hacía en realidad era buscar
palabras y frases que significaran algao importante para ella,
incluso describir su vida o su estado de ánimo. Quizás por ello
adoraba la poesía. Marilyn era muy amiga del poeta Norman Roster, quedaba a charlar con Carson
McCullers y Isak
Dinensen, era visitada por el poeta Carl Sandburg, y leía a Marcel Proust,
Sigmund Freud, Tom Wolfe, James Joyce, Rilke, Joseph Conrad y Chejov
entre otros.
Me quedo también con el respeto que tenía Mankiewicz al hablar de
ella, la lealtad de Dean Martin, el amor de Joe DiMaggio, con la
Marilyn que disfrutaba del ambiente familiar en casa del
psicoanalista…
Si he de decir la verdad, son muchísimas las cosas que resaltaría,
pero eso ya lo ha hecho Michel Schneider así
que mejor leéis su libro y me dáis vuestra propia opinión.
Anika Lillo
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
Si te gustó este libro, también te puede interesar...
- Última llamada. Vuelo CWO764 Laura Falcó Lara Edhasa
- Últimas tardes con Teresa Juan Marsé Seix Barral
- Ébano (Ashanti) Alberto Vázquez-Figueroa Debolsillo
- La hija de la criada Barbara Mutch Alianza
- La hija del Reich Louise Fein Espasa