Anika entre libros

Tu rostro mañana

Ficha realizada por: Darío Luque,Manuel Márquez
Tu rostro mañana

Título: Tu rostro mañana
Título Original: (Tu rostro mañana, 2007)
Autor: Javier Marías
Editorial: Alfaguara
Colección: Alfaguara Hispánica


Copyright:

© 2002, 2004, 2007, Javier Marías
© 2009, 2023, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U.

Edición: 1ª Edición: Septiembre 2023
ISBN: 9788420477640
Tapa: Blanda
Etiquetas: novela narrativa trilogía recopilación detectives espías aventuras pensamiento historia II Guerra Mundial guerra civil española humanidad Inglaterra Oxford reflexiones literatura española novela literaria contemporánea
Nº de páginas: 1329

Argumento:

Tras separarse de su esposa, Jacques (o Jack, Jacobo, Jaime o Yago) Deza deja a su familia en Madrid y se traslada a Inglaterra, donde emprende una nueva vida como traductor hasta que Peter Wheeler, hispanista erudito y maestro del protagonista, facilita su encuentro con Bertram Tupra, quien le encargará el difícil cometido de traducir las emociones de otras personas. Convertido en una especie de agente secreto, Deza se verá obligado a rebuscar en algunos de los episodios más remotos y olvidados de la historia reciente para dotar de sentido los diferentes vacíos emocionales que ha encontrado en las biografías de sus seres queridos, en especial de Wheeler y de su padre. Con un pie en la guerra civil española y otro en la Segunda Guerra Mundial, el narrador nos ofrece una exquisita exhibición de observaciones en torno a la condición humana, al mismo tiempo que va trenzando una profunda trama que se retuerce en sus componentes detectivescos e intelectuales para ofrecer una de las mejores novelas españolas de las últimas décadas.

"Tu rostro mañana" reúne la monumental trilogía que Javier Marías publicó entre 2002 y 2007, con los títulos de "Fiebre y lanza", "Baile y sueño" y "Veneno, sombra y adiós"; una obra exigente y ambiciosa que se cuenta hoy entre las grandes obras maestras de la literatura contemporánea.

 

 

Opinión:

 

Darío Luque

Una excelente lectura huérfana, así definiría este regreso a "Tu rostro mañana". Huérfana por razones obvias: Javier Marías, autor de la trilogía que se publicó entre 2002 y 2007 con los títulos de "Fiebre y lanza", "Baile y sueño" y "Veneno, sombra y adiós" falleció hace ahora apenas un año. Excelente, quizá por razones menos obvias, pero también de gran importancia: porque los tres libros que conforman la trilogía, y que ahora Alfaguara ha reunido en un único tomo de más de 1300 páginas, constituyen en mi opinión el ejemplo más excelente de la más excelente prosa -perdón por la redundancia- escrita en castellano. Desde esas primeras líneas que nadie podrá olvidar una vez se haya sumergido por primera vez en esta lectura ("No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra ni cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido"), Marías ensaya una prosa no solo correcta, sino excelsa: complicada, repleta de largas y sinuosas oraciones subordinadas que parecen no acabar nunca, adornada con los más precisos adjetivos que uno pueda encontrar en el diccionario y, por encima de toda, cohesionada por un tono personal, sugerente y claro que desde sus primeras obras (pienso ahora en "El monarca del tiempo" y en "Travesía del horizonte") definió su singular escritura.

Sin llegar a ser una autoficción, algunos de los personajes y de los episodios narrados en "Tu rostro mañana" hunden sus raíces en la realidad biográfica del autor. El protagonista de la novela, Jacques Deza (llamado también Jack, Jacobo, Jaime y Yago), mantiene en su vida dos apoyos fundamentales, también en el ámbito intelectual, que quedan encarnados en dos figuras tutelares: su padre, histórico intelectual en España, y sir Peter Wheeler, hispanista erudito en Oxford. Las respectivas experiencias de estos personajes en la guerra civil española y en la Segunda Guerra Mundial, reconstruidas en el relato de su propia memoria, repercuten sobre las reflexiones que lleva a cabo el protagonista en su tiempo presente. De hecho, y pese a la familia que ha dejado en Madrid, Deza construye toda una nueva vida en Londres gracias a la confianza que deposita en él Bertram Tupra, un enigmático caballero que le encarga la tarea de analizar el discurso, los gestos y la voluntad de ciertas personas a las que entrevista o de las que recibe vídeos: políticos, artistas internacionales, militares o gente aparentemente común y corriente. Con el tiempo, Deza deberá acompañar a Tupra también en algunas misiones para las que inventarán otras identidades, y en las que se encontrarán con sujetos peligrosos a los que el protagonista jamás creería haberse acercado. De sus palabras y de sus acciones, por lo tanto, dependerá el destino de muchos sujetos que son controlados por los finísimos y casi invisibles hilos de ciertos poderes paraestatales.

De esta forma, la novela transcurre entre las experiencias y aventuras de Deza en compañía de Tupra, en esa especie de MI5 para el que trabajan, y entre las conversaciones y rememoraciones del protagonista con su padre y con Peter Wheeler, quienes tuvieron gran vinculación con episodios bélicos y con sujetos peligrosos y que, por lo tanto, tienen mucho que enseñarle al confuso aspirante a espía. A lo largo de las más de mil páginas de "Tu rostro mañana", hay espacio para incontables reflexiones y observaciones en torno a la vida y a la naturaleza humana, a menudo encarnadas en motivos universales como la voluntad, la cobardía, la traición y la risa. No obstante, todo ello se ve mediatizado por un diálogo interno de gran regusto literario, pues la conciencia del narrador está atravesada por una infinidad de citas de Shakespeare, Milton, Dickens, Marlowe y Sterne, algunos de los novelistas más apreciados por el propio Javier Marías. La novela nos habla, en última instancia, acerca de la violencia, acaso el aspecto más atávico y visceral de la condición humana, pues una y otra vez el protagonista se ve obligado a discernir si los sujetos analizados serían capaces de cometer crímenes o si, en cambio, son seres pacíficos y no suponen ningún peligro. Esta misma reflexión será internalizada por el propio Deza, hasta el punto de ensayar la misma violencia que él ha contemplado en algunos de sus compañeros.

Sin llegar a ser complicado, el argumento de "Tu rostro mañana" es lento, pero no por ello deja de ser interesante. Marías pone en juego todos los recursos de la novela detectivesca y de misterio -espías, secretos y ambigüedades- para atrapar al lector en una de las narraciones más delicadas que se puedan encontrar en castellano. Pero, dejando ahora de lado la trama, no puedo terminar esta reseña sin insistir nuevamente en la excelencia de la prosa de Javier Marías, quien se revela en estas páginas como el mejor novelista contemporáneo de España, heredero de los mejores escritores de tradición inglesa y dueño de un estilo propio.

 

Darío Luque

 

SOMBRA

 

Manuel Márquez

De la querencia por el juego de un hombre que se autoproclama como soberano de la isla de Redonda (con su corte incluida) deben quedar, a estas alturas, bastantes pocas dudas. El más reciente experimento lúdico de ese magnífico escritor que es Javier Marías, consiste en lanzar su última obra de ficción en tres entregas -siguiendo la mejor tradición de los novelistas decimonónicos-, de las cuales constituye su primer hito ésta de la que se ocupan las presentes líneas.

El juego no es nada banal, y Marías se lo toma muy, pero que muy en serio: tanto como para no tener el menor sonrojo en dejar a su estupefacto lector en auténticas ascuas cuando pasa la última página de esta Fiebre y lanza, que cierra en la más profunda de las incertidumbres no sólo sobre cuáles serán los futuros avatares de la trama, vista desde una perspectiva global, sino incluso sobre qué pasará en el muy específico y puntual episodio con que se cierra esa última página. Eso se llama respeto a la tradición, y demostración de que la voluntad de "partir" la novela en tres volúmenes separados no es un mero mecanismo formal o comercial, sino que obedece a una auténtica estrategia del creador.

Y habrá que esperar, qué remedio cabe... Javier Marías se limita, a lo largo de las casi quinientas páginas que ocupan este primer volumen, a esbozar, a dar ligeros apuntes, a introducirnos, y poco más, en lo que ha de constituir la trama íntegra de la historia, a base de ese tan peculiar estilo narrativo -que le confiere una voz propia y personalísima en el panorama de la narrativa actual en castellano-, y que tiene su elemento más identificativo en situar la digresión como eje central de lo que cuenta, hasta el punto de darle un mayor peso explícito que a la historia alrededor de la cual gira.

No es un elemento novedoso, insisto: es el mismo estilo que ya ha ido plasmando y desarrollando a lo largo de sus anteriores novelas, pero que en ésta alcanza un nivel de depuración e intensidad supremos.

Marías plantea un motivo argumental ciertamente interesante, y con una capacidad de subyugación fuera de toda duda: la intriga está garantizada cuando se entrecruzan materiales temáticos como la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y servicios de espionaje altamente sofisticados, junto a una memoria del desamor como reverso casi ineludible del más sublime y estragante de los sentimientos-; lo trufa de infinidad de referentes personales, tanto biográficos como ideológicos, hasta el punto de convertir a su protagonista, eje central de la historia, en más que un trasunto, un auténtico alter ego de su propia persona (son demasiado reconocibles esos referentes como para pensar en la mera casualidad, o en un filtrado involuntario, fruto de una decantación inconsciente); y lo rodea y envuelve con sus mil y una reflexiones, esencialmente centradas en esos procesos mentales que, de forma casi imperceptible, suelen rodear todo lo que hacemos de manera cotidiana y que, por tal motivo, llegamos a asumir sin hacer ese énfasis que él sí hace, plasmándolas de una manera que, divina paradoja, no por su profusión -a veces, se extienden por páginas y páginas, hasta casi hacernos perder el hilo de la narración, en un encadenamiento de sustantivos, adjetivos, verbos (en auténtica e interminable cascada) impresionante-, pierde claridad expositiva.

Ésa es la marca de la casa, Marías se atiene a ella escrupulosamente, y, sin despegarse lo más mínimo de sus propias reglas (las que el mismo ha impuesto y marcado como delimitadoras de su territorio creativo), teje con las mismas una magnífica urdimbre: la que ha de constituir (y he de hablar en futurible, porque estamos -no lo olvidemos- ante el inicio, por más deslumbrante que resulte, de una obra que aún se ha de completar), muy probablemente, la cumbre de su carrera literaria, el hito que marque un antes y un después en su devenir como escritor.

Quedamos, pues, a la expectativa...

 

Manuel Márquez

 

 

 

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