Trilogía Cleave - Eclipse, Imposturas, Antigua luz

Opinión:

La repercusión de la literatura de John Banville es tan grande que su nombre ha sonado más de una vez en las quinielas para el premio Nobel. Fue editor del Irish Times, el periódico más prestigioso de la república de Irlanda, tierra que le vio nacer. Tiene una escritura culta, profunda, de mucho peso, a la que el lector tiene que dedicar mucha atención para no perderse en los detalles. El escritor, consciente de la gravedad de lo que escribe, hace tiempo que decidió escindir su producción en una vertiente más culta y otra más popular, adoptando un nombre distinto para la línea light: ese alter ego es Benjamin Black, autor de novela policiacas que han tenido mucho éxito, quizá la más memorable "El secreto de Christine".

"Eclipse", texto que inaugura la trilogía, nos lleva al recuerdo de la infancia del actor Alexander Cleave, activado por una visita a la casa familiar para recuperarse de una profunda crisis personal. Tras enmudecer en el escenario, se encerrará en esta casa de los recuerdos que está poblada por fantasmas del pasado y, como atrevimiento del autor, incluso del futuro. Es una obra que mantiene una peripecia mínima y se encierra de manera fundamental en su mundo de evocación y referencia. 

"Imposturas", el segundo volumen, sitúa al sujeto de la historia más desplazado de la trilogía. Se ocupa de Alex Vander, un prestigioso intelectual europeo establecido en Estados Unidos que recibe una misteriosa carta, que le servirá de pasarela para conocer a una joven con la que establecerá una tenebrosa relación. 

"Antigua luz" muestra a Alexander Cleave en sus horas más bajas: sumido en una suerte de ostracismo voluntario, amargado por la terrible pérdida de su hija. En esa oscuridad se abrirá paso la antigua luz del recuerdo del primer amor, de forma que la memoria actúa como bálsamo en una historia en la que la nostalgia es el verdadero motor. Es quizá la más valiosa de las tres novelas que se incluyen en el volumen. Fue considerada por muchos críticos una de las mejores novelas publicadas en nuestro país en 2012.

El lector del irlandés tiene que estar preparado para digerir obras profundamente estáticas, en las que el recuerdo y la imagen detenida tienen más peso que la peripecia, que suele reducirse a lo mínimo. El mayor placer, como suele ocurrir con este tipo de escritores, está en la distancia corta, el mimo del detalle y las cualidades para recrear impresiones. Podrían definirse como antinovelas de amor, en las que hay más de frustración que deseo, más dolor que verdadera pasión. El personaje de mayor interés en la trilogía es Cass, Cassandra Cleave, una especie de fantasma que recorre las novelas con su presencia incómoda y su comportamiento salvaje.

John Banville mantiene en nuestro país una auténtica legión de admiradores, que le valió el premio Príncipe de Asturias en 2014. Buena oportunidad de hacerse con la trilogía completa de este maestro irlandés.

Rafael Ruiz Pleguezuelos