Tras las huellas de Arsenio Lupin

Opinión:

Este conjunto de historias es una buena mezcla de autores consagrados - como Maurice Leblanc, Guillaume Apollinaire, Ambrose Bierce, Arthur Conan Doyle-, y de autores contemporáneos que siguen el estilo y temática de los relatos de policías y detectives, con esa elegancia única de los primeros, y aunque algunos no llegan al delicado matiz decimonónico, todos han podido plasmar, en menor o mayor grado, ese ambiente tan particular: se adivinan perfumes, se oye el crujir de sedas, se huele el húmedo bosque, el mar chocando furioso aquel acantilado donde ocurrió alguna tragedia, se percibe la angustia de saberse estafado, se deleita en la venganza o en hacer justicia por su propia mano.

Son relatos breves, algunos brevísimos, donde se explora el encanto de la humanidad por lo sobrenatural, por el misterio. Nos rodeamos de elegancia y refinadas actitudes, todo envuelto en un halo de perfección propio de la época, donde todo se hace bajo protocolos rígidos, incluso a la hora de tomar el té.

No es de extrañar entonces que si bien las historias de "ladrones de guante blanco", los misterios sin resolver, sean de este mundo o del otro, lentamente tomaran preponderancia por sobre otros temas literarios. Lo desconocido empieza a hacerse un espacio importante en las estanterías de los hogares en la "Belle Époque", el mundo se desata hurgando en conocimientos ocultos, como ocultos son, a veces, sus crímenes y perversiones. Tenemos a nuestro delicioso Jack el Destripador, como fuente de delirios y elucubraciones variadas. Otro silencio.

En esta época de luz y oscuridad surgen estos autores que darán cuerpo a fantasmas y miedos, que tanteará el misterio con una mano firme para desentrañar el caos y volverlo un asunto de la razón.

De esto surge la inspiración para los autores actuales en esta antología, coger el testigo, soltar amarras y escribir. ¡Y bien que lo hacen! No todos con la misma intensidad, ni con la misma paleta emocional, pero se nota un cuidado manejo del escenario, de los personajes y de los sentimientos que embargan a cada uno de ellos. En muchos de los relatos, no hay manera de distinguir si son autores de la época o contemporáneos, se empapan del tiempo pasado, de sus formas y sensaciones, pincelan hasta el más mínimo detalle, lo que le da al conjunto una solidez bastante interesante.

Pero volvamos a la temática, ¿qué tiene el misterio -venga de donde venga-, lo oculto, lo excéntrico, que nos deja con ese gustillo a poco? Parece que tenemos esa intrínseca necesidad por lo desconocido, por lo que vive en lo más hondo del pozo de nuestras emociones, por aquello que se sale de lo común o que no encaja con la normalidad.

Es que todos tenemos algo que nos hace mirar detrás del hombro y comprobar que nadie nos sigue… 

Carol Inabé Barba