todo lo que soy

Opinión:

Anna Funder  nos deleita en esta primera novela con una historia conmovedora, tierna y llena de espinas. A medida que vamos pasando las páginas intuimos que nos hablará de algún hecho fundamental de la Segunda Guerra Mundial, lo cual nos llevará a engaño; pues lo que pretende relatarnos es la lucha de unos jóvenes activistas que tenían unas ganas enormes de demostrarle al mundo cual era la realidad alemana en aquellos momentos.
 
La narración está hecha a dos voces, las de Ernst Toller y la Ruth Wesemann, y dos-tres tiempos.
 
Por un lado, Ernst Toller, nos relata en el año 1939, todas sus vivencias sobre la lucha contra el partido nazi y su relación con Dora, quien era su amante. Con sentimientos encontrados, y sobre todo dolorosos, quiere dejar estos recuerdos por escrito, a lo que le ayuda Clara, su secretaria.
 
Por otro lado, Ruth, una anciana cuya memoria empieza a fallar, recibe en el año 2001 unos escritos del gran Toller. Así comienza a recordar una época oscura pero con momentos felices, empieza a añorar a alguien muy importante para ella, Dora Fabian, su prima, la persona que inspiraba ánimos y fuerza en la lucha tan desesperada que llevaban a cabo.
 
A través de estos dos personajes vamos conociendo cómo fue la actividad de este pequeño grupo, nacido al poco de llegar Hitler al poder, que no se dejaba engañar, pero que acabó exiliado en Londres. Desde esta ciudad continuan su eterna lucha contra los nazis a pesar de seguir recibiendo amenazas.
 
Como casi todos los libros cuyos protagonistas se sitúan en esa época vergonzosa, quedan patentes las injusticias cometidas, la frustración e impotencia de quienes no tuvieron más remedio que luchar por vivir para acabar con un monstruo, porque tal vez lo más fácil sería morir, pero eso sería permitir que el monstruo siguiera creciendo y creciendo. 
  
La lectura es amena, aunque cargada de cierto dramatismo. Desde el principio sabemos varias de los hechos que sucederán después. Además no hay grandes saltos temporales, ya que cuando cuando uno de los dos narradores termina su parte del relato, el otro lo retoma, pero desde su punto de vista, donde terminó el anterior. Así la historia parece más continua.
 
Mila L. Castelo