Tierra de brumas

Opinión:

Cristina López Barrio vuelve a sumergirnos en las brumas siempre envolventes y sugerentes del realismo mágico y de su personalísimo estilo literario para contarnos la historia de la saga femenina que culmina con Valentina, la niña que llega al pazo de su abuela Mencía desde Cuba. Comienza así una historia llena de mujeres que sufren, que viven muchas veces al borde del abismo, incomprendidas, salvajes, en muchos casos, locas, borrachas, santas, reinas… y heridas por el amor que un día sintieron.

La autora nos devuelve así, no solo al ambiente general que ya pudimos conocer en "La casa de los amores imposibles", sino también en las tragedias cotidianas pero excepcionales de una saga de mujeres condenadas a no ser como las demás.

También recuerda mucho esta novela a la primera de López Barrio en su capacidad para evocar y para hacer sentir. La escritora nos transporta a un universo lleno de aromas, olores, heridas y sabores en el que la crueldad de la naturaleza (si es que se puede considerar cruel el ciclo natural de la vida) camina de la mano de los sentimientos más nobles y profundos. Mientras uno lee esta novela es imposible no oler el bosque, las camelias, los sicomoros...; sentir el zumbido de las abejas, el sonido del aleteo de los pajaritos o de los disparos que acaban con sus vidas; adivinar en la punta de la lengua el dulzor de la miel de Marina la Santiña o de los besos llenos de pasión de los que disfrutaron algunas de las mujeres de la saga o tocar la piel de los hombres con quienes compartieron tales besos.

Una saga de mujeres tan amplia y tan particular que la autora ha añadido al comienzo del libro dos árboles genealógicos (el de los Novoa y el de las Mencía) que ayudan bastante al lector a situarse en los enredos familiares que nos propone la trama.

Junto a la capacidad para sugerir y para transmitir sensaciones de López Barrio, me quedo también con sus poderosas metáforas, llenas de significados, que multiplican los niveles de lectura al tiempo que llenan la novela de una poesía que le sienta muy bien a la historia, al ambiente y a la magia que pueblan sus páginas.

Esta magia entronca directamente, con las raíces literarias de las que bebe la autora, el realismo mágico, pero que también nos ponen en contacto directo con Galicia y su misterio. Galicia es casi casi un personaje más y su clima y sus entornos naturales (así como sus costumbres, sus leyendas, sus mitos y las relaciones de poder que se establecen en sus pazos y aldeas) no son un mero telón de fondo que sirven para ambientar una historia, sino que se convierten en un elemento imprescindible sin el que la trama no sería igual.

López Barrio dosifica la información de forma magistral para conseguir que entres desde la primera frase en la historia y te dejes llevar por el misterio, el encanto, la brutalidad, las traiciones y el amor que destilan sus páginas a través de la presentación de los muchos personajes que van poblando esta historia que es casi un regalo para cualquier lector al que le gusten las novelas que han sido mimadas por su autores, cuidadas al detalles, meditadas y ejecutadas con la mayor de las precisiones, y que ahondan en la naturaleza más profunda del ser humano, con sus grandes logros y sus terribles equivocaciones; con sus luces y sus brumas.

Lidia Casado