tiempo de arena

Opinión:

A pesar de que Tiempo de arena fue escrita como la segunda parte de una trilogía que empezó con Filipinianas, es una obra totalmente independiente de su antecesora y suponemos que del tercer volumen también cuando sea publicado. Según ha reconocido Inma Chacón, la idea de este libro surgió al ahondar en la historia de su propia familia. El caso es que si pretendió dar voz a una tía-abuela suya que tuvo que guardar el secreto de ser madre soltera durante toda la vida, no sólo ha conseguido su objetivo al ser Finalista de un Premio Planeta, uno de los de mayor difusión internacional, sino conformar una gran novela comprometida que refleja una época de convulsiones sociales y cambios interesantes en la historia de España.
 
El contexto social a lo largo de toda la obra, la recopilación de datos, demuestran que la autora ha dedicado tesón y mucho entusiasmo a la investigación en diferentes frentes y lugares como al papel de la mujer padecido en todos ellos. Tantas ciudades como aparecen, y vuelven aparecer, en repetidas ocasiones y en momentos históricos diferentes, configuran una arquitectura compleja en la novela que a veces pueden dispersar la atención pero no dejan de estar perfectamente coordinadas todas sus secuencias. 
 
En tierras de Toledo se muestra el esplendor del arte y el poder de la Iglesia unido a la nobleza en una sociedad provinciana. Valencia y la playa de la Malvarrosa, por ejemplo, aportan luz y esperanza en la trama. La capital, Madrid, resulta ser el motor del cambio social. Aquí, una de las mujeres logra un puesto en la masonería donde se debaten temas sobre la igualdad, el sufragio universal y los nuevos principios políticos que asomaron en España en el primer tercio del siglo XX.  Un rincón de leyenda, también, entre las brumas de las montañas de Durango, en Vizcaya, enmarca algunas de las escenas más dolorosas compartidas con La Dama de Anboto.
 
Las sublevaciones de las colonias españolas aportan además de motivos románticos, datos realistas que justifican el empobrecimiento al que llegaron muchas familias y feudos aristocráticos en nuestro país entre los siglos XIX y XX.
 
A pesar de todos estos aspectos es sobre todo una novela regida por el amor, las emociones y el misterio también en múltiples facetas. Aparece un amor armado de paciencia en un marco idílico; el amor totalmente opuesto como una pasión vivida por las heroínas de las novelas románticas; unas veces es ansiada su aparición en forma de seducción tranquila previa a la conquista; y, en otras ocasiones, sufrido “con torpeza o avasallamiento” como se describe en la misma novela. Por supuesto, al ser una obra comprometida no falta el amor a la libertad, la lucha por la justicia y los primeros pasos que se dieron en España para redimir el maltrato a las mujeres.
 
Todos los personajes contribuyen al misterio y transmiten emociones fuertes. Aparecen muy bien perfilados y sus diálogos e implicaciones en la trama son coherentes. En realidad están tan bien descritos que a veces yo diría que sobran aclaraciones del narrador sobre sus comportamientos y las consecuencias vividas entre ellos.
 
Para terminar como la obra completa que es, quiero insistir también en las pinceladas costumbristas. Están presentes: los cambios en la moda de los vestidos y los peinados; el paso de las carrozas al uso de vehículos de motor como señal de distinción y glamour; las primeras llamadas por centralita: los protocolos sociales en diversos ritos y hasta  la transfiguración de las ciudades descritas. 
  
Soledad Gallardo 
  
 
TIEMPO DE ARENA. Mirada atrás para vivir historias de amor y desamor, dejarse llevar por las emociones y actos de valentía de unas mujeres que con carácter fuerte lucharon por sus ideales tanto en ámbitos provincianos como en ciudades en plena ebullición.