Tenía que sobrevivir

Opinión:

Qué complicado hacer una reseña cuando son tantos y tantos los sentimientos enfrentados… Permitidme que a colación os cuente una historia: Conocí a Canessa hace 10 años exactamente; aproximadamente por estas fechas, yo me encontraba viajando por Argentina y Uruguay y uno de mis mayores deseos desde 1994 (fecha en la que cayó en mis manos el libro "¡Viven!" de Piers Paul Read, y la versión de la historia llevada al cine por Frank Marshall) era saber más y más de estos héroes, que desafiaron a todo y a todos para poder sobrevivir en una situación terrible para cualquiera de nosotros.

Fueron apenas 10/15 minutos de charla la que sostuve con un adorable hombre, que estaba sentado plácidamente en su porche, tomando mate (10 años después y tras conocer a la persona real, al Doctor Canessa, me pregunto él por qué estaba ese día ahí, de esa manera, tan poco característico de él ya que anda siempre de un lado para otro sin parar) y seguro que tuvo que respirar varias veces ante lo que era una "fan incontrolada" haciéndole montones de preguntas….

La cosa fue que, satisfecha mi necesidad de saber -fue muy amable con todos los interrogantes que se me planteaban en aquellos entonces, y en ningún caso dejó de sonreírme durante la corta conversación- el tema "¡Viven!" quedó anclado en mis recuerdos como una experiencia más.

Cuando ha caído en mis manos "Tenía que sobrevivir" todos esos sentimientos que tenía anidados han vuelto a resurgir…. Pero esta vez de una manera muy distinta… Ya no se trataba de Canessa, el héroe de 1972. Estaba ante la historia de un hombre, un médico que desafía día a día a la muerte. Que para él no existe el "no". No hay nada que le detenga ante un caso difícil de diagnosticar, y mueve cielo y tierra para poder dar con la solución. Y se apoya en toda la red de contactos que ha ido cosechando a lo largo de su dilatada carrera como médico (que le apoyan al 100%, puesto que nos encontramos ante un HOMBRE con mayúsculas)

Una persona de las que deja a un lado su ego (que bien alto lo podría tener) y hace todo lo posible para atender a toda la gente que se le acerca pidiendo ayuda, suponga lo que esto suponga (desde fletar aviones en plena noche con destino Boston para operar de urgencias a un paciente, hasta abrirle las puertas de su casa a cualquier necesitado que toque en ellas)

No estamos hablando de un buen samaritano, estamos ante un hombre que, según sus palabras, le debe todo a la vida, tiene una cuenta pendiente con ella y ha de saldarla de la mejor manera que sabe: salvando a su vez vidas.

Escrito por Pablo Vierci, amigo de toda la vida, y casi mimetizado con el Dr. Canessa, puesto que se trata de un libro que han tardado 10 años en "construir", sabe hacer llegar al lector esa magia que desprenden ambos, su pluma nos emociona de manera que es necesario respirar y reflexionar lo egoísta que podemos llegar a ser la mayoría de las veces los humanos; lo poco que valoramos lo que tenemos a nuestro alrededor, y lo poco que hacemos por el resto de personas que, aun amándolas, nos rodean.

Ese es el fin de este libro, no el contar una vez más la historia del héroe Canessa, que salvó a 16 compañeros de una muerte segura dentro del fuselaje de un avión siniestrado en mitad de los Andes, si no el de poner a nuestra disposición una herramienta para saber, entender y a su vez colaborar con la labor que lleva día a día durante 45 años Roberto (comprando el libro colaboramos además con la Fundació de cardiopties congénites "CorAvant").

Es a la vez emocionante leer los testimonios de familias y pacientes que han sido tratados por el Dr. Canessa, como alaban su bondad, su sencillez, y como transmiten la calidez humana de la que está dotado este magnífico profesional.

Y el Dr. Canessa, a la vez nos lanza una pregunta que deberíamos ser sinceros al contestar: ¿Qué hacer cuando todo está en tu contra? Él lo tiene muy claro: Seguir adelante, seguir luchando… siempre hay oportunidades para todo y para todos.

Un libro que no deja indiferente, que nos muestra lo que hay más allá de lo anecdótico y que hace que nos planteemos si no es necesario que a nosotros también se nos caiga nuestro particular avión para darnos cuenta que estamos de paso y que lo mejor que podemos hacer es basarnos en la sencillez de la vida y luchar, no dejar de luchar nunca contra las adversidades, puesto que la montaña y las dificultades siempre van a estar ahí, somos nosotros mismos quienes debemos sortearlas de la mejor manera que sabemos: Viviendo.

Ross Goose