Tempus fugit. Ladrones de almas

Título: Tempus fugit. Ladrones de almas
Título Original: (Tempus fugit. Ladrones de almas, 2010)
Autor: Javier Ruescas
Editorial:
Alfaguara Infantil y Juvenil
Copyright:
© Javier Ruescas, 2010
© Alfaguara, 2010
Edición: 1ª Edición, Mayo 2010ISBN: 9788420406114
Tapa: Blanda
Etiquetas: ciencia ficción sci-fi paranormal fantasía género fantástico literatura española literatura juvenil 14 años 15 años 16 años 17 años 18 años aventuras viajes temporales viajes en el tiempo
Nº de páginas: 295
Argumento:
Pablo desconoce que sus próximos tres días van a ser diferentes a
todo cuanto ha conocido en sus 16 años de vida. Mientras duerme, un
desconocido entra en su casa y provoca en su madre una extraña
enfermedad. Para atraparle tendrá que seguirle en un viaje a través
del tiempo hasta una Tierra del futuro anegada por el agua. En esta
nueva Tierra el poder de facto ha dejado de estar en manos
de los diferentes gobiernos para ser detentado por Tempus Fugit,
una empresa que controla los Futuros de la gente; una empresa
privada que ha aprendido a robar las Esencias de las
personas y a almacenarlas para usarlas con otros
destinatarios.
El joven protagonista conocerá a los protovidentes, seres a medio
camino entre la humanidad y la robótica, preparados para extraer
las Esencias de los humanos. En su búsqueda de respuestas
para retornar a su mundo y encontrar una cura para su madre se verá
ayudado por Hanna, una muchacha del futuro que tiene a su padre
postrado en la cama con la misma enfermedad que aqueja a la madre
de Pablo.
Juntos intentarán dar a conocer la verdad que se oculta detrás de
Tempus Fugit y hacer ver a la humanidad que les están siendo
robados sus bienes más preciados: sus Futuros.
Opinión:
Esta novela de casi 300 páginas se lee con fruición. Su estilo
sencillo y ágil, al que su autor ha desprovisto de retoricismos
innecesarios, es de lectura rápida.
La historia está muy bien montada y engancha desde el principio.
Javier
Ruescas sabe cómo ir imprimiendo fuerza al argumento a
medida que avanza la historia y consigue atrapar al lector.
Es una novela muy actual que ha tenido en cuenta temas que
preocupan a la sociedad de nuestros días, como el calentamiento
global o la política de privacidad; que ha utilizado las nuevas
tecnologías, como Internet y que, de alguna manera nos muestra un
mensaje de esperanza cuando los protagonistas sugieren que podrían
cambiar el mundo por uno mejor.
Y también le hace un par de guiños
al lector porque ¿quién no recuerda Momo, de Michael Ende?,
¿acaso los hombres de gris que robaban el tiempo de las personas no
son muy parecidos a los protovidentes que roban los
Futuros de Javier Ruescas?
El otro guiño es más místico pero he encontrado ciertas similitudes
con el episodio del Diluvio Universal que nos narra la Biblia, con
un componente también metafísico. Si Dios castigó a la humanidad
con un gran diluvio hace unos cuantos miles de años, dentro de
otros cuantos miles (según el futuro que nos muestra el autor), la
tierra nos volverá a castigar con otra inundación de similares
características.
Como podemos ver, la juventud de Javier
Ruescas le hace derrochar imaginación por los
cuatro costados y, aunque a veces esa juventud está en su contra,
por algunas situaciones demasiado simplistas o por mostrar una gran
sencillez en el nivel emocional de sus personajes, en otras
ocasiones le beneficia en gran medida. Basta con observar la fuerza
de su narración.
Como lector te intriga la trama que ha montado y quieres saber cómo
conseguirá sacar a los personajes de los problemas en los que los
ha ido metiendo. Aunque cuenta con la ventaja de que una novela de
ficción deja un marco muy amplio de actuación, siempre hay que
cumplir unas reglas para que sea creíble. Y Javier lo consigue, no
se saca "conejos de la chistera" para cerrar la trama, la sabe
cuadrar a la perfección. Sus soluciones se ajustan a las reglas que
rigen en la obra que ha creado y en eso me parece muy bueno pese a
su "estreno" novelístico porque, el resto es subsidiario y se
aprende con la práctica.
Hay algunas partes de la obra que dejan entrever ese camino que aún
le queda por andar al autor. Encontramos algunos ejemplos en
ciertas incongruencias que se le han pasado por alto. En un mundo
del futuro, en el que existen cabinas de teleporte y la tecnología
queda a años luz de la nuestra, no resulta muy creíble que los
personajes usen "simples" rifles para matar a otras personas, o que
las cerraduras sean como las de ahora (con llaves para abrirlas)
¿dónde están los sensores que reconocen las huellas dactilares?
Igualmente, en un mundo devastado por las aguas y en donde los
únicos rincones de vida natural se encuentran protegidos en
reservas, resulta contradictorio que en las afueras de la ciudad
alguien tenga plantado un hermoso jardín con su valla blanca. Una
imagen idílica que, por otra parte, muestra un exceso de tópicos en
la narración. Así mismo, los personajes cojean a nivel emocional,
se perciben cambios poco naturales en ellos, o excesivamente
melodramáticos, que nos hace verlos como seres un tanto primarios.
Es en estas cosas en las que falla Javier.
Sin embargo, tiene muy buena mano como escritor. La manera en la
que interrelaciona los hechos para que vayan dando forma a la trama
es fascinante. El tiempo nos lo dirá, pero algo debe de haber visto
Alfaguara en él. Quizá lo mismo que he podido ver yo al leer
su obra publicada. Con un poco de tiempo su talento, que
parece natural, madurará y nos encontraremos ante un gran escritor
que nos entretendrá muchas tardes con la lectura de su
trabajo.
Le auguro un gran éxito entre un público juvenil de veinteañeros
enganchados a una literatura de nuevo cuño creada ex profeso para
ellos: la juvenil paranormal. En este género Javier sabe moverse
como pez en el agua.
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