Te daré un beso antes de morir

Opinión:

Las historias con asesinatos parecen ser todas iguales, pero como en la vida real, cada crónica es un mundo, y en este caso, al circunscribir su acción en una localidad concreta atrae por las maniobras y las actuaciones en un lugar conocido, real. Una serie que se suma a otras tantas en las que resalta el entorno rural, esta vez en España.

Nos encontramos con personajes que se ajustan en el decorado como hechos por encargo, desde una prisión a un sanatorio mental o un bar de la localidad, cada uno ocupa su lugar.

Los lazos de amistad entre los ancianos del lugar van mucho más allá de la convivencia vecinal o lo que significa una simple amistad, y a lo largo de la historia se lee entre líneas aquel bello sentimiento de camaradería atemporal, sólo para melancólicos de aquellos viejos valores tan difíciles de hallar en la actualidad.

Se repite la vieja historia del trinomio dinero-poder-vileza, en donde no hay lugar ni para el romanticismo ni para la amistad, aquí no.

La historia atrae desde el primer momento, y si bien ha habido un lapsus en el que ha decaído la acción, tampoco es algo remarcable ni le quita el mérito de ser una lectura ágil y entretenida en general, de esos libros de tarde de domingo que se disfrutan y al mismo tiempo aviva la curiosidad para llegar al desenlace y conocer la verdad.

La variedad de escenarios en los que se mueven estos personajes forman parte de la acción, continua y sorpresiva, y el uso del lenguaje, informal y adaptado a los usos y costumbres de los personajes muestra la variedad cultural y de edad en la que se mueve este curioso elenco heterogéneo.

En el transcurso de la novela se imprime el juego necesario que desata la curiosidad por conocer cuál será el curso vital de los personajes en sucesivas entregas.

Makechu Antón