(Somos) extraños para nosotros mismos

Opinión:

Rachel Aviv, periodista del New Yorker, ha escrito un interesante ensayo enfocado en la salud mental, tomando como punto de partida su propia experiencia.

A los 6 años, Rachel se negó a comer. Recibió un diagnóstico de anorexia cuando en realidad no tenía conciencia de la enfermedad. A partir de esta vivencia, nos brinda en libro una exploración minuciosa sobre la enfermedad mental y su complejidad.

El libro aborda la experiencia de cinco personas que sufren enfermedades mentales, así como su propia experiencia de niña con la anorexia.

El caso de Rachel es peculiar, aunque por desgracia la edad de aparición de los trastornos de conducta alimentaria es cada vez menor. Rachel, de un día para otro, dejó de comer. Sus padres buscaron ayuda y obtuvieron un diagnóstico de anorexia. Con 6 años, se convirtió en una de las personas más jóvenes en recibir un diagnóstico de trastorno de la conducta alimentaria (TCA) en Estados Unidos.

El segundo relato que nos presenta es el de Ray y de su batalla contra la depresión. Este caso encarna la eterna lucha entre psicoterapia y psicofarmacología. Me resultó interesante la historia en torno al descubrimiento de los antidepresivos y la revolución que supuso para la salud mental, aunque me parece demasiado reduccionista limitar la enfermedad mental a un desequilibrio químico.

El tercer testimonio tiene como protagonista a Bapu, una mujer india que abandonó a su familia y dedicó su vida a la religión. Diagnosticada mucho después de esquizofrenia, el caso de Bapu es uno de los más interesantes del libro, pues a menudo estos pacientes sufren delirios de corte religioso que se confunden con fervor. Empatizaremos con el sentimiento de soledad de Bapu y con sensación de no encajar en ningún sitio.

El cuarto testimonio tiene como protagonista a Naomi, una mujer negra, madre de dos hijos, que se siente discriminada por su tono de piel, además de perseguida y odiada. Aterrorizada y acorralada, salta por un puente con sus hijos. Uno de ellos muere. En el juicio se desestima la defensa por locura y Naomi es enviada a la cárcel durante 15 años. Analizando el caso, resulta evidente la psicosis postparto no tratada y las consecuencias fatales de la misma, aunque no debemos tener una mirada tan reduccionista de su condición, pues múltiples factores fueron los causantes del estado de Naomi.

El siguiente caso es el de Laura, diagnosticada de bipolaridad y de trastorno límite de la personalidad. Lo interesante de este caso es el papel de la medicación, beneficiosa en un principio, pronto se convierte en un problema debido a los efectos secundarios. En su lucha por dejar los antidepresivos se convierte en una víctima de la "cascada de prescripción". Es entonces cuando decide apostar por la abstinencia farmacológica.

El último testimonio es el de Hava y, para mí, el más interesante. Hava coincidió con Rachel en el hospital durante su ingreso y esta recuerda su admiración por ella. Luchó durante toda su vida contra su trastorno de alimentación, que se volvió crónico y pronto dejó de recibir ayuda porque su seguro se agotó. La falsa creencia de que estas pacientes están enfermas porque quieren, sigue pesando demasiado, y la ayuda presentada, en la mayoría de los casos, es insuficiente.

Como hemos visto en los diversos casos, las etiquetas diagnósticas pueden ser útiles, a modo de orientación, pero no deben ser definitorias ni limitantes; ha quedado suficientemente claro la necesidad de un abordaje individualizado y multidisciplinar en el tratamiento de enfermedades mentales.

En esencia, Rachel Aviv nos muestra cómo la visión de la enfermedad mental puede moldear el curso de nuestra identidad y vida, mostrando que la forma en la que entendemos y hablamos de ella es crucial para su tratamiento.

En definitiva, "(Somos) extraños para nosotros mismos" resulta una lectura estimulante, compleja y muy humana sobre la salud mental y su abordaje.

Mónica CZ