Siete cuentos morales

Opinión:

Coetzee consigue despertarnos del letargo de la vida cotidiana, al invitarnos a asistir a situaciones aparentemente normales que nos provocan preguntas e incluso alguna que otra incomodidad moral. Con su precisa prosa, su singular estilo literario dotado de una fabulosa calidad, nos presenta diferentes escenarios en el que los diferentes personajes interactúan para ofrecernos una fotografía tan creíble como inquietante de eso que llaman vida cotidiana.

Las perspectivas generacionales, el amor, la infidelidad, el horror por la violencia, el amor inesperado, la frialdad de la distancia, incluso la rabiosa lucha por la independencia cuya derrota es anunciada por la implacable dictadura de la biología, se unen con espectacular brillantez en ese conjunto único de relatos.

Es evidente que la filosofía, el pensamiento más complejo, la capacidad de diseccionar la sociedad y los comportamientos que la habitan, actúan como decorados que contextualizan estas historias de personas dotadas por la fatalidad de un destino que el autor no oculta en ningún instante. Y por eso es legítimo calificar estos cuentos como morales, porque de eso parece tratarse, de una sutil reflexión moral de unas existencias en las que la fama, la capacidad intelectual o creativa, la superioridad en cualquiera de sus manifestaciones más sociales, dan paso a los instintos, al amor, a la necesidad de dotar de algún tipo de equilibrio a las existencias de cualquier persona.

Esta obra del Premio Nobel de literatura es especialmente recomendable para aquellos que además de disfrutar de la buena literatura, también gustan del goce de la reflexión, de la contemplación de la existencia bajo la sutil pátina de la perspectiva que conduce a cierta lucidez, ora melancólica, ora incómoda.

Un grupo de relatos breves unidos por el sutil hilo de un ser y estar en sociedad, condicionado por la familia, las relaciones personales, el sexo, el amor, la decadencia del cuerpo o la pesada carga de las convenciones. Un libro para degustar con el espíritu predispuesto para la contemplación del discurrir de las existencias en situaciones tan lúcidas como incómodas. O como dice uno de los personajes de estos cuentos, "lo que importa es lo que años atrás me prometí no hacer jamás y ahora me encuentro haciendo ¿por qué sucumbí? Deploro que el mundo esté como está". Y esa pregunta encierra un mundo sin respuestas, salvo aquellas que cada lector puede intuir en todos y cada uno de estos magníficos relatos.

Jorge Riet