Serotonina

Opinión:

Florent-Claude Labrouste es un narrador cínico. No hay otro adjetivo posible para describirlo; es cínico, y punto. "Serotonina" se inicia cuando el protagonista recorre las carreteras de Almería y se fija en un par de chicas jóvenes. Tras un breve intercambio de palabras, fantasea con ellas como cualquier otro hombre heterosexual, pero la realidad no tarda en desmontarle los sueños: pronto va a encontrarse con Yuzu, su insípida esposa, y tendrá que aguantar una temporada de vacaciones a su lado. Sin embargo, una noche en que ella ha salido Florent-Claude opta por dar un giro radical a su vida, tras haber encontrado varios vídeos sexuales de su mujer mientras se entrometía en la privacidad de su ordenador.

Esto es solo un inicio, aunque un inicio bien fuerte. Florent-Claude deberá empezar una vida desde cero, rompiendo con su trabajo, su rutina y sus costumbres, y para ello recurrirá a los recuerdos de todas aquellas personas que fue dejando de lado en el pasado. Recordará a Kate, una chica danesa que podría haber sido el amor de su vida; también a Claire, una joven actriz de quien se separó debido a la inercia de sus vidas, y a Camille, la mujer que más lo acercó a la felicidad. Pero, en vez de ir al reencuentro de alguna de ellas, el protagonista recurrirá a su amigo de la universidad, Aymeric, un exaristócrata que ahora intenta sobrevivir con un mal negocio de ganadería.

En "Serotonina", Michel Houellebecq despliega una historia lenta y morosa, casi sin trama -la acción se acelera progresivamente hacia el final de la novela-, pero de una gran intensidad emocional. A pesar de las delicadas polémicas que el personaje puede generar con sus ideas, no deja de incorporar reflexiones profundas sobre la soledad, el amor y la felicidad, vistas sobre todo desde una óptica pesimista. Otro de los puntos fuertes de la novela es la visibilización de hechos universales, pero silenciados por la sociedad: la tristeza al rondar los cincuenta años, la depresión, el uso de antidepresivos o los efectos sexuales de algunas medicaciones.

La dedicación de Houellebecq en su escritura se refleja, sobre todo, en la voz del narrador y en la caracterización del personaje principal, que coincide con esa voz. Se trata de un narrador que busca claramente provocar al lector, meter el dedo en las yagas que más escuecen a la sociedad contemporánea. Florent-Claude es un personaje con comentarios explícitamente racistas y machistas: el trato que en los primeros capítulos da a su mujer es denigrante y lo único que logra es incomodar y turbar al lector. No solo con Yuzu se comporta así: también es cínico al hablar de sus exparejas y examantes, hasta el punto de considerar que lo único que ha valorado en ellas es el sexo. Michel Houellebecq ha creado un personaje que reduce su vida a una pulsión sexual, a una constante objetización de la mujer, y que es incapaz de liberarse de esos parámetros reducidos.

Quizás la gracia de "Serotonina", además de la deliciosa prosa de Houllebecq, recae precisamente en esa incomodidad que genera en el lector. Michel Houellebecq se divierte recordándole al lector la posición de neutralidad y comodidad del que lee, y ahondando en todas las turbias y grotescas posibilidades de acontecimientos que existen en el mundo, del que su libro intenta ser solo un pequeño reflejo. En este sentido, "Serotonina" es una novela difícil de leer debido a la brutalidad de algunos pasajes. Una novela recomendable, pero no apta para todos los públicos.

Darío Luque