Seremos recuerdos (Canciones y recuerdos #2)

Opinión:

Elísabet Benavent continúa profundizando en los temas que ya exploró en la primera parte de esta bilogía y lo hace con ahínco y eficacia. Las tramas de Jimena y Adriana continúan evolucionando por derroteros más o menos imaginables, aunque no por ello resulta menos interesante observar sus dudas, sus contradicciones, sus evoluciones, sus conflictos internos y, sobre todo, cómo se enfrentan a la realidad y las consecuencias que ello tiene tanto para su vida como para la de quienes la rodean. En este sentido, cabe destacar la reacción del marido de Adriana y la reflexión que plantea sobre si, en realidad, conocemos a quienes creemos conocer y cómo nos sorprenden a veces las personas a las que queremos.

Respecto a la trama laboral de Macarena, veremos en esta segunda entrega una evolución tanto en su relación con Pipa como en su camino hacia la madurez: y es que no siempre lo que deseamos sale bien y a veces es necesario aprender que las traiciones existen y que tenemos que estar preparados para verlas venir y actuar en consecuencia.

Por su parte, la trama entre Leo y Maca sigue dándonos sorpresas y desvelando partes del pasado de ambos que se van descubriendo poco a poco, permitiendo al lector ir entretejiendo tanto el pasado como el presente de esta tortuosa historia de amor e ir prediciendo un futuro que, a buen seguro, sorprenderá (al menos en parte) a quienes se hayan enamorado ya de estos dos personajes.

Así pues, Benavent vuelve a explorar temas muy interesantes (como la homosexualidad, la pansexualidad, la aceptación de uno mismo y de la persona a la que ama, los amores tóxicos, la inmadurez emocional, la sobreexposición en las redes sociales y sus consecuencias, la tolerancia, las diferentes formas de amar, las apariencias sociales, la ambición profesional, la influencia que determinadas personas pueden causar en otras, el mundo de la moda y la promoción, los prejuicios o la valentía necesaria par ser quien uno quiere ser, en todos los ámbitos de la vida) a través de una serie de tramas superpuestas y muy solventes.

Y todo ello, manteniendo sus señas de identidad: la amistad y el amor como temas fundamentales, la ambientación urbana y actual, la alternancia de narradores en primera persona (aunque con mayor peso de Maca que de Leo) y el estilo ágil pero trabajado que permite leer con mucha facilidad una novela que, más allá de lo romántico y lo erótico, es un canto por la tolerancia y la aceptación de uno mismo.

Lidia Casado