Sendas de Oku

Título: Sendas de Oku
Título Original: (Oku-No-Hosomichi, 1689)
Autor: Matsúo Basho
Editorial:
Atalanta
Colección: Memoria Mundi
Copyright:
© Traducción de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya
© Prólogo de Octavio Paz
© 2014, Ediciones Atalanta
Traducción: Octavio Paz y Eikichi HayashiyaEdición: 1ª Edición: Enero 2014
ISBN: 9788494094187
Tapa: Dura
Etiquetas: Oriente budismo peregrinaje peregrinación otras culturas poesía folklore edad media filosofía oriental haikus Japón libro de viajes literatura de viajes poetas zen siglo XVII Tokio feudalismo sabiduría Edo
Nº de páginas: 200
Argumento:
Nos encontramos ante el diario de viaje de Matsúo Basho (1644-1994) la primavera del año 1689, cuando sale caminando en peregrinación desde Edo (Tokio) hacia las regiones norteñas de Japón. Basho fue un monje y poeta, creador del haikú zen como se conoce hoy en día, que tomó la peregrinación como una necesidad. Debemos tener en cuenta lo peligroso que era viajar en la época del Japón feudal.
En esta traducción, además, disfrutamos de la versión ofrecida por Octavio Paz, quien también nos regala un prólogo preñado de perlas de sabiduría sobre la poesía japonesa. La obra viene acompañada por la caligrafía tradicional y un mapa del recorrido del viaje.
Opinión:
"Dormir viajando entre las nubes, mecido por el viento. Extraña, deliciosa sensación." Este pequeño poema escrito por Basho en su peregrinación por el Japón más profundo de su época es un buen resumen de la esencia de la obra. Nuestro monje errante parte de Edo con destino incierto, y si bien desea visitar algunos lugares sagrados del budismo, más allá de eso, lo que le hace crecer es la metáfora del caminante en el camino. Basho describe su viaje como una alegoría de la vida y los ideales que sigue, y no pretende impresionarnos con ello, solo cuenta, como los buenos narradores. Podemos leer en uno de sus poemas "Piojos y pulgas, mean los caballos cerca de mi almohada", tan claro y directo que explota en nuestras caras.
La poesía de Matsúo Basho se respira original y fresca todavía en nuestros días, y en este diario leemos mucho de ella mientras disfrutamos del día a día del monje y su acompañante, Sora, otro hombre en busca de lo incognoscible. Sus aventuras no son mágicas o místicas como acostumbra la literatura oriental más conocida, no encontramos un ápice de algo que no podamos explicar hoy. Sí, en cambio, encontramos mucha humildad y determinación, dos cualidades muy budistas.
Podemos leer: "Cuando llegamos a la bahía de Shiogama, tañían las campanas del crepúsculo repitiéndonos que nada permanece". Y eso es precisamente lo que se respira cuando uno acaba este pequeño diario de viajes, impermanencia. Para el despistado se puede traducir como "poca cosa", para los que lean con atención se convierte en sabiduría, la que demuestra Matsúo Basho en el texto sin pretenderlo, de forma natural.
En uno de sus poemas el monje reza "Si añado algo más, sería como añadir otro dedo a la mano", por lo que no vamos a insistir en la calidad de esta pequeña perla literaria, se defiende por sí misma sin la necesidad de que inventemos un sexto dedo.
Moisés Álbatin
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Comentario de los lectores:
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