seis aciertos y un cadáver

Opinión:

En los últimos tiempos tenemos motivos para alegrarnos en lo que al género negro en nuestro país se refiere. Debuts como “El Verano de los juguetes muertos” de Toni Hill con un toque de modernidad en la trama, o las más clásicas y excelentes “Baria City Blues” de Carmelo Anaya, y “Letal como un solo de Charlie Parker” de Javier Márquez, nos dan esperanzas de continuidad en un género que en España se cultiva mucho y bien. Por supuesto no siempre es oro todo lo que reluce y “Seis aciertos y un cadáver” quiere ser novela negra pero se queda en un tono muy gris.

Si hay algo que caracteriza a este tipo de historias es el protagonista y éste, salvo contadas excepciones, es siempre el investigador, bien sea detective o inspector. Si eliminamos “La Dalia Negra” de Ellroy, o en el cine “Sunset Boulevard” de Wilder, casi no encontramos ejemplos en los que la víctima haya pasado a la posteridad, pero nombres como Sam Spade, Philip Marlowe sí que están en la mente de todos los aficionados como sagaces investigadores, rudos y poseedores de una dudosa y atractiva ética profesional. Montaner no tiene en cuenta este punto y crea un inspector en exceso anodino, sin datos que nos hagan empatizar con él y del que se podría prescindir sin problema alguno, sus pasos en la investigación son tan escasos como vagos y parece puesto en la trama para justificar el cambio de países.

Por otro lado tampoco opta por contarnos el suceso desde el punto de vista del asesino como Patricia Highsmith hace con Tom Ripley lo que haría que al menos se despertara nuestro interés, se limita a contarnos la vida de la víctima desde su infancia hasta el momento del fatal desenlace desaprovechando un gran filón si, como en la citada película de Billy Wilder, él mismo nos narrara los acontecimientos que provocan su muerte.

Ante todo esto tenemos una novela que no es negra aunque lo pretende, con un misterio muy endeble en el que se dan tantos palos de ciego que una termina por pensar que le están tomando el pelo. Esta idea la refuerza el argumento que se limita a una historia de macarras de barrio y, en especial, un desenlace que roza el esperpento, es poco creíble, parece una alucinación de David Lynch en sus horas más bajas y le da la puntilla al lector dejándole la sensación de que se han reído del género negro en general y del aficionado en particular.

Le deseo a Montaner que realmente tenga “Seis aciertos y un cadáver”, de momento ya posee el muerto, ahora solo falta reubicar las ideas, respetar el género y dedicarse a dar en el blanco para que todo salga en negro, como debe ser.

Patricia Rubiera