Secretos

Opinión:

Una vez más, Jerónimo Tristante cambia de registro y al hacerlo recibe, muy merecidamente, uno de los importantes premios del panorama literario español: El XII Permio Logroño de narrativa.

Si con su anterior novela ("Nunca es tarde"), el autor de la televisiva saga del detective decimonónico Víctor Ros nos llevó a las nieves pirenáicas para desentrañar una serie de misteriosos asesinatos, ahora nos traslada a una urbanización de clase alta en el Levante para atraparnos en una tela de araña que enhebra con su maestría característica, superándose incluso si es que ello es posible en cuanto a la capacidad de enganche de que dota a la trama de la novela.

Realmente, nos encontramos con un estilo claro, directo, sin florituras pero muy efectivo e interesante que va evolucionando novela tras novela junto con los lectores fieles al autor, y en este caso con ello ha conseguido, al menos en mi caso, crear una cierta ansiedad respecto de lo que cuenta en la obra, porque el cómo lo cuenta hace que al finalizar el capítulo se tenga la necesidad de ver lo que pasa en el siguiente.

Y eso que son capítulos cortos, estructura que viene muy bien para el lector moderno con poco tiempo libre, pues permite tener pequeños períodos de lectura tras las ocupaciones diarias, pero que en este caso aparte de cumplir ese cometido provoca la necesidad de ver qué pasa en el siguiente capítulo, de forma que la tensión de la trama se mantiene uniforme a lo largo de toda la novela.

En cuanto al género, tenemos no uno, sino varios entrelazados. "Secretos" es una mezcla de Thriller con Novela Negra y también con Novela Psicológica, manteniendo un suspense constante que a veces desemboca en miedo, un miedo a lo retorcidas que pueden llegar a unas personas con la intención de dominar a otras y sacar el mayor provecho posible de ellas sin importar las consecuencias, pero también un miedo ante la realidad de que todos podemos tener historias inconfesables por las que a nuestra vez seríamos capaces de lo que fuera con tal de que no se conocieran.

En definitiva, esta novela también es un poco el retrato de una sociedad donde nada ni nadie es lo que aparenta, la perfección que se ve esconde algo de corrupción, algo de mentira, algo de maldad, y acceder a ese conocimiento de lo que los demás quieren ocultar siempre va a traducirse en un poder sobre los otros que irá aumentando como la bola de nieve que rueda ladera abajo incorporando a sí misma más y más nieve. Secretos y más secretos.

Una magnífica trama, expuesta con corrección y naturalidad, de manera estratégica y muy visual aunque sin cargar tinta en descripciones (carne de rodaje televisivo o cinematográfico), dosificando la información y potenciando el enganche y llegando a un final de traca y totalmente de cine que no es el que se podría esperar y que sorprende mucho, lo que deja al lector agradablemente satisfecho al tiempo que preocupado por ese secreto propio del que ha venido acordándose durante toda la novela.

Muy recomendable, ya sea como simple distracción de verano, ya sea como meditación sobre la sociedad en la que estamos inmersos.

Miguel Ángel León Asuero