Se buscan héroes

Opinión:

La nueva novela de Paloma Muiña, escritora habitual en el mundo de la literatura infantil y juvenil, se adentra en el mundo adolescente, especialmente el mundo femenino, centrándose en aspectos tan comunes como la amistad, el amor, el deseo del éxito o el impacto de Internet. Con Carmen como protagonista, la chica se interesa por un concurso que ve en un póster dentro del colegio: "Se buscan héroes de andar por casa"; un concurso online en el que alguien sube la foto de una persona y cuenta por qué debería ser considerada una heroína. Carmen opta por hablar de su madre (a quien no se lo cuenta), para convertirla en representante de todas aquellas madres que trabajan incontables horas y que luego además deben ejercer de madres.

La narración ronda en torno al mundo de la adolescencia, como se mencionaba previamente. Empezando por los y las protagonistas, que estudian en el mismo colegio en la ESO y que son 5, el entorno, las conversaciones, los momentos, las historias, los sentimientos... todo se mueve en el mundo habitual de los jóvenes, personas aún perdidas, que no saben del todo qué hacer en el futuro, con sus sentimientos a flor de piel. Incluso las conversaciones tienen mucho aire juvenil en sus palabras. Aquí habría que declarar que la autora podría haberse mostrado algo más precavida en según qué vocablos a utilizar, pues en ciertos momentos se emplean palabras bastante groseras, lo que no resulta muy edificante para unos jóvenes lectores que ya están acostumbrados a escuchar palabras groseras y soeces. En especial habría que destacar al personaje Susana, quien rara vez habla con educación.

La trama pierde algo de coherencia cuando de repente se da un giro en la historia. Primeramente, los lectores se topan con textos que aparecen en el concurso y que han sido escritos por distintos adolescentes (y que, de una forma u otra, revelan diferentes caracterizaciones y elementos del pasado), pero de repente, esas historias dejan de ser contadas cuando ya la atención se desvía hacia el amaño del concurso y hacia el poder de los que lo han orquestado (cuyo tema inevitablemente lleva a uno a reflexionar sobre toda esta retahíla de mensajes negacionistas que llevan desde 2020 hablando de Nuevo Orden Mundial o de control sobre la población). Lo mismo se podría decir de ese mismo apaño de los organizadores del concurso, algo que prácticamente surge de la nada, sin que pueda haber esa lenta aparición que le dé preparación o una introducción al lector. Son, en otras palabras, apariciones o desapariciones muy abruptas.

Su final es algo apasionante, aunque algo previsible. Los protagonistas buscarán una vía para aguar la fiesta a los organizadores. Buscarán diferentes ideas hasta que una pequeña sorpresa se les ocurrirá. Quizá la mejor parte del libro sea la viveza de los personajes. Aunque se muestran bastante planos y repetitivos, sin una evolución que bien podría desarrollarse al estar en plena efervescencia de la juventud, poseen una cercanía y una energía que parecen estar ahí, al lado de los lectores.

Como ya se decía, a lo largo de la historia van desfilando diferentes historias presentadas al concurso que revelan a diferentes tipos de héroes. Es una lástima que no se haya podido acentuar algo de dramatización para que los jóvenes lectores puedan concienciarse de aquellas pequeñas de la vida que suelen pasar desapercibidas pero que son extremadamente valiosas. En líneas generales, le falta fuerza, ya que también podría haber dramatizado el amaño del concurso y la injusticia por hacer valer ciertas historias vacías, algo que pasa por puntillas.

Paloma Muiña (1970, Madrid) estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y continuó su formación con un máster en Promoción de la Lectura y Literatura Infantil en la Universidad de Castilla-La Mancha. Es habitual verla escribir libros para los jóvenes lectores, a edades entre los 6 y los 12 años. Con Treinta y tres días antes de conocerte ganó el IV Premio de Literatura Infantil Ciudad de Málaga.

Libro recomendado para mayores de 13 años.

Cristià Serrano