Sakura

Opinión:

Es fácil visualizar a Ichiro Koga, ese menudo japonés que trae de distintas partes del planeta a Odette (Marsella, Francia), John Morris (Michigan, EEUU), Hubert Kools (Ámsterdam, Holanda), Oliver Roos (Liverpool, Inglaterra) y a Gabriella Amato (Milán, Italia). Es un misterio por qué les ha elegido. Hubert, Oliver y Gabriella sí están relacionados con el arte, pero John y Odette no. Ichiro, no obstante, les seduce con una cantidad de dinero increíble. En toda la novela se mueve el dinero, la intriga, y las pruebas extremas.

Quienes tengan ganas de conocer esas pruebas (muy típico de Matilde Asensi lo de descifrar ciertos códigos para obtener resultados) vivirán una gincana/yincana que, aunque empieza en las catacumbas de París, recorrerá sobre todo Japón. Subterráneos de lo más peligrosos que no todos soportarán porque, además, en cada uno de ellos se esconde un enigma y cierto "castigo" si no logran descifrarlo a tiempo. Esos castigos sirven de excusa para dar a conocer ciertas partes de la cultura japonesa. Así, sin darnos cuenta, Asensi nos va contando algo del folklore japonés y algo de sociología nipona, que pasa por los samuráis, los onnagata (hombres de teatro que hacían de mujeres), el antiguo barrio de las geishas o la yakuza entre otras cosas.

Personalmente esperaba de Matilde Asensi algo más complejo, o un cambio de registro; su trilogía Martín Ojo de Plata no tenía nada que ver con "Iacobus", por ejemplo, y me gustó mucho. Aprovecho para retarla a hacer algo diferente, aunque ya sé que las editoriales tienen la fea costumbre de etiquetar a los autores y les cortan las alas. No obstante "Sakura" tiene dos cosas a resaltar.

La primera es el propio Vincent Van Gogh. Justamente es de esos pintores que jamás me atrajeron -sigue sin gustarme su pintura- pero es obvio que habrá miles de admiradores o simplemente amantes del arte que encontrarán aquí motivos para curiosear. En las universidades no se estudian estas cosas, y en las biografías oficiales, como bien expone uno de los personajes, se saca la parte positiva del autor y nunca se habla de la verdadera naturaleza de un personaje que pasa a la historia como un genio pero del que se desconoce su verdadero carácter porque no vende. Hay una cantidad bien grande de curiosidades al respecto de este pintor holandés.

El segundo punto que considero atractivo en general -y para mí en particular- es el referente a Japón. El país, la ciudad de Tokio, sus costumbres, su legado, su folklore, su pasado y su actualidad. Sociología de un país que aquí queda patente a través de las propias pruebas. En ellas el grupo de contratados vivirán cosas inauditas. Samuráis, geishas, yakuza, teatro y otras cosas, todas relacionadas con el mismísimo Van Gogh. Curioso ¿no?

Una lectura entretenida que personalmente me ha gustado más por la información recibida del pintor y de los nipones que las propias aventuras.

El final, algo absolutamente inesperado. El giro definitivo que da respuesta a una novela que es un enigma en sí.

El libro contiene dos ilustraciones a color en las guardas que son, precisamente, obras de Van Gogh.

Anika Lillo

Foto homenaje: