Rompetechos. Edición integral. Primera parte

Opinión:

Tal es la cantidad de páginas que Rompetechos ha protagonizado, que la editorial, con buen tino, ha convertido esta edición integral en dos volúmenes. Este es el primero. Y bien está que sean dos porque uno solo ya es suficiente debido a su lujoso diseño: publicado en tamaño grande -como el que ya se hiciera con mi otro favorito, "13 Rue del Percebe"- y unas 380 páginas de buen gramaje, os podéis imaginar que el libro pesa -físicamente- y no es para llevar por ahí.

Sin embargo este verano tengo al alcance el volumen, me siento junto a  él, me pongo a leer, y como es inevitable en algunas partes me río en voz alta. A mi hija le hace gracia porque estamos en completo silencio y de pronto se me escapa una risa. Hay que entender que Rompetechos me provoca hilaridad al tiempo que ternura. Ternura porque lo que no le pase a él… hilaridad porque lo que hace él… Me imagino leyéndolo en la playa y veo a todo el mundo girándose hacia mis carcajadas… Mejor lo leo en casa.

Rompetechos es genial. Confunde hombres con mujeres, mujeres con hombres, mascotas con niños, taxis con carritos de bebés, buzones con personas… ¡teteras con cámaras de fotos! Está tan cegato que ya sabes que se va a equivocar, va a meter la pata y algún pifostio se puede llevar de regalo, pero hay ocasiones en que reír inesperadamente es inevitable. Además el tener tan mal la vista hace que también lea mal y confunda términos, así, es capaz de meterse en la ópera para que le operen, o electrocutarse ante un cartel de No tocar, alta tensión por leer Autocar al monte Sión.

"Rompetechos" probablemente sea de esos tebeos para cuyos lectores no haya edad, pueden leerlo tanto niños como jóvenes o adultos. Su humor es limpio, sus meteduras de pata, delirantes. Puede sacar una carcajada a cualquiera.

Por estas líneas pasean sus amigos de siempre, familiares -su pobre primo acaba fatal porque está ingresado en un hospital y Rompetechos va a visitarle -metiendo la pata como es normal-, desconocidos, mascotas, varios trabajos a los que opta -y que siempre acaban siendo un fracaso porque no hace una buena ni aun queriendo-…

Los que comenzaran a leer "Rompetechos" en sus inicios recordarán rápidamente la tipografía que se utilizaba y el color único, a veces sobre blanco y negro sólo había verde, otras era amarillo, otras rojo… Mucho tiempo después vino Rompetechos ya a todo color y un cambio de fuente más clara y precisa.

Tenemos la suerte de que este tomo es el primero y tendremos más Rompetechos, y de que podemos abrirlo por donde queramos porque son historias cortas, generalmente de una página -algunas veces de más-, independientes unas de otras.

"Rompetechos" forma parte de la historia del humor español relacionada con nuestras propias risas de infancia, se merecía este honor.  

Súper recomendado.

Anika Lillo