Riquete el del Copete

Opinión:

Para encontrar un camino común, como hacen los personajes que la escritora construye en este cuento son necesarias una dosis de inteligencia, por una parte, y haber sufrido de la soledad desde la cuna y aunar fuerzas que se complementen por otra, determinando así un proyecto de vida tan certero como el que aquí nos ocupa.

En pocas ocasiones asistiremos a un desenlace de un cuento de amor con un final optimista, o que al menos no termine en tragedia. La autora reincide dando un giro de tuerca a un conocido cuento del no menos célebre Perrault. Parece que la idea surgió tras la lectura de la obra completa de Balzac, al observar que sólo una mínima parte de sus historias tenía un final feliz.

La historia puede resultar anodina, porque confronta el ideario de los cuentos que acostumbrábamos a leer en la infancia, del que torpemente nos vendían el binomio chico inteligente-chica bella, algo irreal y que ha marcado -y lo sigue haciendo en nuestra época- una confusión amorosa que perpetúa la falsa atribución de ciertas características a un género determinado (la belleza a la mujer, la inteligencia y fortaleza al hombre). Sólo por el cariz que rompe con estos estereotipos ya merece la pena leer "Riquete el del copete".

Los personajes están bien definidos, y entre líneas descubrimos tanto la ternura como la determinación, la amistad y el amor dotados de cierto pragmatismo y no exentos de pasajes que nos recuerdan el amor romántico que esperábamos y que sin embargo no encontramos. Repito que esta opción es placentera al romper con aquellas versiones almibaradas que caían en nuestras manos haciéndonos creer en un mundo de fantasía que tanto daño han hecho en nuestra vida adulta, al creernos aquella vieja frase de "contigo, pan y …".

Cualquier entendido en el estudio del alma me dará no obstante la razón de que el apoyo de al menos una figura adulta en su niñez ha sido suficiente para abastecer a Trémière, nuestra protagonista, de una especial resistencia ante el destino incierto que parecía esperarle. Para que nos entendamos, a Déodat en la actualidad se le trataría de "raro" o inusual, esto es, personas singulares (además de no ser precisamente agraciado no le gusta socializar y está dotado de una inteligencia por encima de la media).

En resumen, una historia de amor realista entre dos personas que están destinadas a encontrar lo que les une a ambos, que han sabido convertir ese objetivo en su potencial básico. El feo es inteligente y la guapa, además, no es tonta.

Para personas que disfrutan con esta autora, con leer segundas versiones y para quienes gustan de historias apasionadas pero auténticas.

Makechu Antón