Retrato en sangre
Título: Retrato en sangre
Título Original: (The Traveler, 1987)
Autor: John Katzenbach
Editorial:
Ediciones B
Colección: Biblioteca Katzenbach,B Maxi
Copyright:
© John Katzenbach, 1987
© Ediciones B, S.A., 2017
Traducción: Cristina Martín SanzEdición: 1ª Edición: Mayo 2017
ISBN: 9788490703663
Tapa: Blanda
Etiquetas: violencia psicópatas sociópatas asesinos en serie detectives género negro enfermedades mentales misterio fotografía policiaca intriga tensión literatura estadounidense psiquiátrico novela secuestros thriller trastornos del comportamiento fotoperiodismo investigación criminal manipulación mental síndrome de Estocolmo
Nº de páginas: 576
Argumento:
Cuando su sobrina aparece asesinada, la detective Mercedes Barren, de la policía de Miami, se toma como algo personal averiguar quién es el culpable. Sobre todo cuando los resultados de la investigación oficial no le convencen. Así, iniciará una búsqueda en la que pondrá en juego no solo su ética persona y profesional sino también su propia vida. Todo para atrapar a un escurridizo asesino que intenta captar qué ocurre en el momento en el que se traspasa la delgada línea entre la vida y la muerte.
Opinión:
Lidia Casado
Cuanto más leo a Katzenbach, más segura estoy de que se ha propuesto llevar a cabo un estudio concienzudo y hasta diría riguroso sobre la pulsión de matar. Así, en cada libro nos ofrece una visión diferente, una perspectiva distinta, un foco de análisis y reflexión particular. Si en "Un final perfecto" ese foco estaba centrado en las víctimas y su reacción; en "Al calor del verano", en la figura del confidente y en "Causa justa", en el periodista que debe defender o no un caso (todas ellas sin olvidar, claro está, la perspectiva del asesino), en esta novela nos pone frente a las reacciones del universo que rodea tanto a la víctima como al homicida.
De este modo, el autor centra el foco, en esta novela, en dos personajes principales muy interesantes: una detective de policía cuya sobrina (a la que quiere como a una hija) ha sido asesinada y al hermano del homicida. Gracias a ellos Katzenbach hace reflexionar sobre lo que seríamos capaces de hacer por quienes amamos y qué ocurre cuando nos damos cuenta de que esos seres queridos no son tan buena gente como nosotros habíamos imaginado.
De los dos, el personaje del hermano es el que me ha parecido más novedoso e interesante (aunque la detective es una mujer carismática y muy atractiva). El autor le pone en el brete de asimilar lo que su hermano es y de aceptarlo o no. Para colmo, él mismo trabaja en una institución mental con delincuentes y conoce bien el funcionamiento de la mente criminal. Y aún así no ha sabido (o no ha querido, he ahí la cuestión) trenzar los hilos de sus vidas y llegar a la conclusión de que su hermano es un psicópata. Katzenbach reflexiona, así, sobre lo ciegos que estamos a veces para con las personas a las que queremos o que no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Además de estos dos personajes, el autor incluye la perspectiva de un curioso asesino, Douglas, que mata por placer, sí, pero que también tiene un objetivo ulterior: llevar a cabo una investigación casi científica sobre la muerte y los segundos que separan la vida y la muerte.
El último eje lo representa la figura del ayudante del asesino por obligación: Douglas secuestra a una chica para que escriba su biografía y complete, desde la perspectiva del homicida y sus reflexiones, ese estudio sobre la muerte que se ha propuesto. Me ha gustado mucho el personaje de Anna aunque creo que se le podría haber sacado mucho más partido, sobre todo al final.
Y, aunque toda la obra me ha gustado mucho y lleva impreso el sello Katzenbach en todas sus páginas (acción, reflexión, dosificación magnífica de la intriga y tensión), el final me ha parecido un poco precipitado y quizá demasiado abierto para casi todos los lectores. Entiendo la intención (o la posible intención) del autor pero me hubiera gustado que hubiera un cierre un poco más reflexivo sobre cada uno de ellos.
En definitiva, Katzenbach nos ofrece, una vez más, una novela ágil y muy interesante que reflexiona sobre cuestiones morales relacionadas con el asesinato, sobre la muerte y sobre el amor y lo que nos mueve a hacer.
Lidia Casado
Pilar Alonso Márquez
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de adentrarse
en esta novela es que se publicó por primera vez en 1987. Sólo así
seremos capaces de comprender la ausencia de móviles y tecnología
en general y la mención a la guerra de Vietnam, en la trama
bastante cercana en el tiempo.
La historia está muy en la línea de otras obras del autor, capaz
de desmenuzar la mente de cualquiera de sus protagonistas con una
facilidad pasmosa. En este caso todos los personajes, los buenos y
los malos, parecen vivir siempre obsesionados por su
pasado, anclados en sus recuerdos, que afloran
continuamente a la superficie de un modo
enfermizo, como si fuesen incapaces de seguir avanzando.
Ese comportamiento es especialmente evidente en la detective
Barren, y el recurso resulta en ocasiones un poco abusivo.
Lo más destacado de la novela es la relación del asesino con su
última víctima, una joven a la que ha escogido para que escriba su
biografía y que le va a acompañar durante un viaje por los lugares
que tienen cierta importancia para él. Violencia y miedo se
convierten en las armas que utiliza para doblegar la voluntad de la
chica, que desarrolla cierto síndrome de Estocolmo y cuya
mente es manipulada una y otra vez para adaptarse a las exigencias
de su captor.
Esta novela no está a la altura de, por ejemplo, "Juicio final"
o, sobre todo, "El psicoanalista",
para mí su mejor novela, pero mantiene la tensión y la intriga en
todo momento, demostrando una vez más su conocimiento de la mente
humana y del crimen en general.
Pilar Alonso Márquez
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