El libro rojo de la vida

Opinión:

"El libro rojo de la Vida" viene a cerrar la trilogía que comenzó con "El libro rojo de la Publicidad" y siguió con "El libro rojo de las Marcas". Como el más importante publicitario español, comenzó la trilogía dedicando los textos precisamente a la publicidad, pero ahora, tras haber dedicado dos al tema profesional, se arranca con un tercer volumen que merece ser disfrutado por su calidad fotográfica y reflexiva.

La sabiduría de uno viene con la edad. No nacemos sabiendo y desde luego nos educan. Bassat tiene la sabiduría de los años pero se nota sobre todo en esas reflexiones tan sensatas, tan bien medidas, carentes de maldad, regalando oportunidades para mejorar como persona, para ser crítico sólo cuando hay que serlo… Y hay dos cosas -de hecho relacionadas con lo dicho- que quiero mencionar: dos de las imágenes/reflexiones que más me han gustado y que ahora describiré. Sirva esto como ejemplo de todo lo que encontraremos en su interior, de su riqueza, de su valor…

Reflexión 1: Imagen de parte del rostro de un niño (o una niña, no se aprecia, ambigüedad que viene de maravilla a la reflexión) llorando. Texto: "Los niños, a veces, son crueles, pero más cruel es no hacer nada por educarlos"

Reflexión 2: Imagen de cuerpos uniformados cuyas manos agarran una porra (son "la ley" que tantas veces vemos en manada en manifestaciones). Texto: "Respetar las opiniones ajenas requiere madurez, inteligencia y modestia"

Leves, sutiles patadas en el estómago a quienes aún no han aprendido nada en esta vida, muchos de los cuales no son sólo padres o vecinos, si no políticos. Reflexiones dignas de aplauso.

Obviamente he puesto un par de mis favoritas pero en trescientas páginas os podéis imaginar la cantidad de sentencias que nos ofrece Bassat, de una calidad reflexiva indiscutible, pero además acompañadas por esas fotografías tan perfectas, tan ilustrativas, tan potentes.

"El libro rojo de la vida" comienza con un prólogo de Toni Segarra, que no oculta su admiración por el autor, y una introducción del propio Bassat que no hay que dejar de leer.

Es un libro precioso que yo recomendaría regalarse a uno mismo o a alguien a quien quieras bien, incluso a adolescentes. 

Anika Lillo